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  • Trahn: The morning after the night before / 18 noviembre 2002

    Buenas noches, amigos y desconocidos.
    Última actualización de la semana, para acabar de contarles los festejos cumpleañeros y alguna otra cosilla de escasísimo interés.

    • Bien. Como predije, no hubo exploración de casa abandonada. Seguía lloviendo a chorro, y mi amiga violonchelista advirtió: “Conozco esa casa, el suelo se le cae a trozos. Si no quieren morir de inanición o pulmonía en la planta del sótano, vayan de día y miren cuidadosamente dónde ponen los pies“. Pues vaya. En todo caso, Quien Suscribe invitó al círculo aborigen a cenar las prometidas marranadas locales, y recibió de ellos una plétora de hermosos regalos, que detallo a continuación:
    • Un (1) hermoso dvd de Overbooking, película de la que lo ignoro absolutamente todo, salvo el relevante hecho que hizo que me la regalaran: sale la eximia Christina Ricci, pararrayos de la hermosura. Bien es cierto que no tengo reproductor de dvd, pero esa parte me la he tomado como una promesa de futuro: en algún momento lo tendré, y mis noches no volverán a ser las que eran. Las que son.
    • Un (1) no menos hermoso libro, editado por la Taschen, de uno de mis favoritos: el depravado Egon Schiele. Para los no iniciados en estas cosillas de la pintura, diré que Egon Schiele era un fulano que pintaba a una tía totalmente espatarrada y con una mano metida en el coño, y luego bautizaba el cuadro como “Muchacha de pelo negro recostada en un diván“. Con un par.
    • Un (1) bello libro de la colección Vértigo, llamado “La noche de los sexos violentos“, del gijonés Álex Mendíbil, aka Álex Zinéfilo, de quien ya había leído alguna cosilla en otra parte.
    • Un (1) bello cd de Tomás Luis de la Victoria, porque no sólo de Bowie vive el hombre. Para los no iniciados en estas cosillas de la música antigua, diré que T. L. de la Victoria era el mejorcito en lo suyo, apenas medio puesto por debajo del ilustre Palestrina.
    • Un (1) hermoso libro de Philip K. Dick, que reúne unos cuantos relatos suyos bajo el epígrafe Minority Report y otros relatos. Sí, lo han reeditado a causa de la película, qué le vamos a hacer, lo que implica tener que verle el careto a Tom Cruise en la portada. Pero el libro es muy muy bello, y me lo ha regalado un isleño al que nunca le he visto la cara, pero que tiene estos detalles porque es un alma harto generosa. Así que eso dobla su valor. Si ustedes no son fans de Dick, no deberían estar leyendo este diario. Deberían estar leyendo a Dick. Si lo son, les brindo la lectura de ese increíble y escalofriante relato llamado “Segunda variedad“. Brrrfffs.

    Ésos fueron mis regalos. Hubo múltiples llamadas de felicitación por parte de amigos y familia, lo que me obligó -contra mi costumbre- a coger el móvil e incluso a llevarlo encima. Menos mal que sólo cumplo años una vez al año. Por lo demás, la profusión de cosillas nuevas que leer surtió su efecto habitual, y sigo estando menos hostil que de costumbre para con el mundo analógico. A ver lo que me dura.
    Les comentaba yo que mi bella amiga saga me había regalado un libro de leyendas urbanas, verdad? Bien, seguramente han leído ustedes en alguna parte aquel célebre rumor que decía que Richard Gere gustaba de meterse por el culo hámsters envueltos en látex. Si no lo habían oído antes, ahora ya lo conocen. Les cuento, pues, una bellísima anécdota surgida al calor de esa leyenda urbana, que a mi entender supera con mucho a la historia original:
    Dos estudiantes de Boulder, Colorado (dato completamente inexacto, pero es que me gusta escribir Boulder, Colorado, Amarillo, Texas y Phoenix, Arizona) secuestraron a la mascota de su clase, un hámster llamado Jerry. Dejaron pasar un par de días, y entonces enviaron una nota confeccionada con letras recortadas de revistas, que decía: “Entreguen 25.000 libras danesas en billetes sin marcar y no consecutivos, o Jerry será envuelto en látex e introducido en el culo de Richard Gere“. Incluían una foto de Jerry con el periódico del día, para garantizar que estaba vivo e indemne. Desgraciadamente, antes de que pudieran cobrar el rescate, fueron descubiertos y entregados a las autoridades escolares, que les condenaron a devolver el hámster y a realizar trabajos para la comunidad durante seis semanas. Yo les hubiera dado el trofeo del colegio, sólo por su tremendo sentido del humor. La vida es injusta.

    Más cosas. Había prometido actualizarles las secciones fijas, pero entre cumplir años, recibir regalos, contarles nimiedades y preparar spaghetti alla putanesca, se me olvidó completamente. Menos mal que Cindy nunca duerme, y me envía mensajes recordatorio al contestador. Ah, en algún momento les hablaré de Camille, la novia de Cindy, que responde tan absolutamente a la imagen popular y colectiva de la lesbiana media, que cualquier día la contratarán para asesorar a quien se anime a currarse un biopic musical de Virginia Woolf.

    Secciones fijas:

    • El ser más bello del mes: Ya lo habrán leído en actualizaciones anteriores: es mi bella y rutilante amiga saga. De todas formas, desde aquí la animo a no dormirse en los laureles. El reinado dura exactamente una semana y, aunque es renovable, ya hay candidatos calentando en el banquillo.
       
    • El tarado de la semana:
      Bien, habitualmente lo concedería ex aequo a todos los que me rodean, con alguna escasa excepción, pero ya les he dicho que cumplir años y recibir regalos hace descender ostensiblemente mi hostilómetro. Así que les hablaré del tarado de hace unas cuantas semanas. Estaba yo haciendo tranquilamente mi compra habitual de cuatro duros en el económico supermercado de al lado de mi casa, cuando una conocida de la facultad recaló a mi vera en la cola de la caja. “Hola“, dijo ella. “Grumpfs“, contesté yo, que suelo llevarme un libro para entretener las esperas, y que estaba en un capítulo particularmente interesante. “Vaya“, dijo ella ignorando que la ignoraba, “veo que compras atún de la marca XXX“. “Sí“, contesté yo, “¿y qué?“. “Bueno“, dijo ella con un leve mohín de desaprobación,”que no sé si sabes que esas latas de atún son tan baratas porque no llevan atún dentro, en realidad“. “Oh“, dije yo, esperando escuchar alguna sabrosa leyenda urbana del tipo rata-en-el-Kentucky-Fried-Chicken, “¿y qué llevan entonces?“. “Es que, cuando pescan atunes, se llevan por delante a un montón de indefensos delfines, ¿sabes?. Y eso es lo que los muy cabrones meten en las latas de atún barato“. “Ah“, dije yo. Y entonces, una lucecita brilló en mi habitualmente entumecido cerebro, y dije: “¿Y te parece más aceptable moralmente cargarse atunes que delfines? Porque yo no pillo la diferencia“. La conocida me miró ojiplática. “Bueno, los delfines son diferentes, sabes?“. “Ya“, contesté yo, “porque los atunes no lanzan pelotitas de colores con la nariz, ni hacen cuadros de natación sincronizada, no?“. “No lo entiendes“, concluyó la desconocida apartando su políticamente correcto carrito de la compra del mío. “Sí que lo entiendo“, rematé yo, “y es por eso que hay Liberad a Willy y Mi amigo Flipper, pero no hay Liberad a Calvo ni Mi amigo Rianxeira“. A esas alturas, la conocida ya se había pasado a la cola de al lado. Pues bueno. Con ese extraño sentido de la justicia, seguramente no habría querido oír que los delfines vienen a ser el equivalente acuático del violador del Ensanche. Las morsas tampoco se quedan cortas, por si no lo sabían, a la hora de cepillarse a toda hembra que se arrime, le apetezca o no participar. En fin, lo dicho: la tarada de la semana.

       

    • El hallazgo lingüístico de la semana
      Leí en alguna parte que, según Guillermo Cabrera Infante, “plagiar” no tenía originalmente nada que ver con apropiarse de lo escrito o compuesto por alguien, no. Era “secuestrar a un niño con fines nefandos“. No me digan que no es mucho más interesante. De todas formas, consulté mi diccionario de latín y, al no hallar ni rastro del palabro, pasé la cuestión al círculo de aborígenes que estudian clásicas. Me intrigaba particularmente lo de “con fines nefandos“. Y el círculo de clásicas obtuvo lo siguiente:
      plagiar (l. -are)
      1 tr. Entre los ant. romanos, comprar [a un hombre libre] y retenerlo en servidumbre, o utilizar como propio [un siervo ajeno].
      2 Copiar en lo sustancial [ideas, palabras, obras, etc., de un autor], dándolas como propias.
      3 Amér. Apoderarse [de una persona] para obtener rescate por su libertad. **CONJU. [12] como cambiar.

      Lo sacaron del www.vox.es, así que ya ven para lo que sirve estudiar clásicas. Eso sí, la conversación derivó al terreno de la antología del disparate, y me contaron una pifia de traducción latín-español, que pasa desde hoy a formar parte de mis expresiones habituales. La frase a traducir era “Doctior quam putas“, es decir, “más listo de lo que piensas“. Y sí, han acertado, se tradujo como: “Más listo que las putas“. ¿No es bello?

       

    • Qué estoy leyendo y por qué ustedes deberían leerlo también
      Con el montón de libros que me han regalado, ya tienen ustedes cubierta la sección. Pero no se trata de hacer trampas, y yo estaba leyendo otras cosas antes de mi cumpleaños, así que ahí tienen, para su deleite:

      -Durmiendo con extraterrestres, de la simpar Wendy Kaminer. En realidad, lo estoy releyendo. Siempre que no encuentro lo que buscaba en la biblioteca, o siempre que está a punto de cerrar y tengo que decidir en cinco minutos lo que quiero, vuelvo a coger este valor seguro. Ustedes deben leerlo si:
      a) son lo más escéptico que ha parido madre.
      b) creen en los horóscopos o en los avistamientos de ovnis, pero mantienen intacta la capacidad para reírse tranquilamente a costa de esas creencias, o de quienes mantienen otras aún más estrambóticas.
      c) están interesados en los aspectos más ridículos de los libros de autoayuda y los talleres de desarrollo personal.
      d) siempre han sospechado que, de pequeños, fueron ustedes violados por toda su comunidad de vecinos.
      -Según natura. La bisexualidad en el mundo antiguo, de una tal Eva Cantarella. Obviamente, no versa sobre recetas de repostería casera. Aún no lo he terminado, porque cuando estaba en ello me llegó el libro de Dick, y eso interrumpió toda lectura simultánea, pero parece interesante. Ustedes deberían leerlo si:
      a) no tienen nada mejor que hacer mientras esperan a que se les seque el esmalte de uñas.
      b) ya se han leído todos los libros de Jackie Collins que hay en su biblioteca.
      c) sienten idéntica atracción por Edward Norton y Christina Ricci, y quieren acumular argumentos tipo “Julio César también lo hacía“, en previsión de que su madre les sorprenda subrayando el anuncio “Pareja busca chico/a para relaciones sexuales con ambos“. Si es por eso, les aviso desde ya: esos argumentos nunca convencieron a una madre cabreada, ni atenuaron la magnitud de su cabreo. Si usted tiene pensado cruzar el Rubicón, diga que lo hace porque le sale de la brinca del coño, y punto. No se justifique apelando al comportamiento de alguien de otro país que ya lleva unos cuantos siglos muerto. No funciona.

    Y con esto, terminamos por hoy. Es posible que vuelva a actualizar el fin de semana que viene, pero no les prometo nada. Tengo un montón de estupideces que estudiar para los exámenes de Diciembre, y eso hace subir de manera alarmante mi hostilómetro, y no me deja tiempo ni ganas para hacer nada que no sea leer ciencia ficción y comer sopa. Pero nunca se sabe. Permanezcan atentos por si acaso.
    Y tengan cuidado ahí fuera, no me cansaré de decirlo.
    Trahn.

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