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  • Nikos: Skeletons in the closet / 1 junio 2003

    Historias familiares (para leer escuchando “Kill your brother“, o con La matanza de Texas de fondo).

    -Mi tía abuela M ya era viuda cuando yo nací. Había estado casada con un juez (“un magistrado”, que decían antes) llamado Luis, que al parecer era simpático, tenía mucho talento para la pintura y murió de cáncer de garganta. Cuando era pequeña le pregunté a M si había tenido hijos y me contestó que no. “Jo, qué pena“-dije yo-”eres viuda y estéril“. Lo de estéril seguramente lo había leído en la Biblia. M se echó a reír, no me dio la colleja que podía haberme dado y se lo contó a todo el mundo. Tuve que soportar mucha carcajada ajena y mucho sonrojo propio: el castigo de los niños que hacen gracietas sin ser conscientes de estarlas haciendo.

    M cobró una pensión harto generosa y se dedicó a viajar por todo el mundo. En su casa había horrores traídos de la India, de Sri Lanka, de Hong Kong, de París, de Turquía, de Marruecos, de Japón, de Puerto Banús. Horrores genuinos, como la cajita hecha de conchas marinas, el cristo bizantino, las muñequitas rusas, la máscara africana, el pisapapeles de cristal con la torre de Pisa dentro, las tres pirámides doradas, las figuritas vestidas con trajes regionales, la guitarra hecha con una concha de tortuga, el ajedrez de mármol, la botella con barquito dentro y, naturalmente, una importante cantidad de joyas carísimas que a Rappel le avergonzaría lucir en público.

    Después de unos años de teórica soltería y supuesto celibato, M se echó un novio de parecida edad y circunstancias, y los dos se dedicaron a hacer rutas turísticas en coche por la península. Una tarde, después de haber comido como obispos en un coqueto parador, decidieron coger la carretera del puerto de montaña, donde el paisaje es verde y bello. Ya allí, vieron un interesante desvío y lo tomaron. No vieron las señales que advertían a los conductores de que ese paso estaba cerrado al tráfico, porque estaban cubiertas de nieve. Tampoco vieron la cadena que cruzaba el camino, que entro por el parabrisas y golpeó a mi tía M en la garganta, partiéndole la tráquea y matándola en el acto.

    Después del funeral fuimos a su casa, a recoger lo que en las pelis se llaman “efectos personales”. Yo esperaba volver a ver aquel museo del souvenir y el mal gusto, pero todos esos insólitos objetos ya habían sido envueltos en periódico y empaquetados en cajas, quién sabe con qué destino. Me dijeron que podía elegir algún libro para llevarme, si lo quería, así que me acerqué a la librería del salón y eché un ojo. Había ocho tomos de cutrenciclopedia histórica editada allá por los años sesenta, una biografía de Franco (creo que escrita por Vizcaíno Casas), un libro de Morris West y un ejemplar del Korán (sí, con k, han leído bien), que aún tenía muchas páginas pegadas, sin cortar. La enciclopedia y la biografía de Franco se los llevó mi abuela, no sé qué fue del libro de Morris West, y yo me llevé el Korán. Todavía lo tengo, entre unos Evangelios Apócrifos que no sé de dónde han salido, y el Libro del Mormón, que me regaló y dedicó un mormón harto atractivo llamado Gary, al que estuve acosando sin éxito durante medio verano.

    Pobre tía abuela M, se murió sin haber leído perlas como la que sigue: Alá Benefactor dice: “Vuestro solaz es la ambición… / hasta que visitéis las almacabras; / mas no, ya os enteraréis… / luego quizá ya os enteraréis… / que no, si supierais a ciencia cierta… / sí veréis el huerco / pues lo veréis con el ojo de la certeza; / luego seréis preguntados ese día por la gracia.” (Ambición 102). Con un par.

    -El primo tercero raro. Seguramente no fuera ése su nombre, pero es que mi abuelo no conseguía recordarlo, y fue él quien me contó esta historia. El primo tercero raro era raro y vivía en un pueblecito de la cuenca minera. Un buen día se echó una novia de la Xana, es decir, una novia de la montaña. Yo no he estado en esa zona, así que no sé si lo de proceder “de la montaña” viene a ser como parecerse a Heidi o más bien como parecerse al Yeti. En todo caso, el primo tercero raro estaba bastante feliz con su novia montañesa, o eso creían todos.

    Una tarde subió a verla a su casita en la montaña y llamó a la puerta. Cuando ella abrió, él se metió los cañones de la escopeta en la boca y disparó. La chica gritó con su voz de montañesa y acudió gente (y puede que alguna cabra), pero no pudieron hacer mucho más que consolarla y tapar el cadáver con una manta. Del primo tercero raro no quedó demasiada cabeza como para identificarlo, pero tampoco es que hubiera alguna duda. En el pueblo lo recuerdan como “el que se suicidó por amor”. Extraño concepto del amor, por Crom.

    -La prima tercera Betsabé. Ignoro el grado de parentesco que me une a esa señora de insólito nombre, pero me parece bien adjudicarle el grado de prima tercera. A la prima tercera Betsabé la llamaron Betsa durante mucho tiempo, hasta que nacieron sus sobrinos, que no podían decir Betsa y mucho menos Betsabé, así que acabó por ser conocida como Versa, que tampoco suena mal. Mi abuelo dice de ella que era “alegre, siempre alegre, pero muy irresponsable“. Traducción: la prima Versa bebía como un nenúfar, le daba a la frasca cosa mala, y bailaba hoy con éste mañana con el otro.
    Así estaban las cosas cuando conoció a un afuerino, un gañán con ínfulas, que pasaba la vida diciendo “yo soy un Campos“, como si el apellido lo convirtiese en pariente de la realeza monegasca. Mi abuelo todavía se pregunta qué vería en él la prima Versa para casarse con él contra la voluntad de sus padres y entre sonoros abucheos de media población. Yo creo que pudo tener algo que ver con el bar que había montado el tío en cuanto llegó al pueblo. Quizá Versa pensó: “he aquí la fuente de toda felicidad“. El caso es que se casaron y Versa atendía el bar, mientras el gañán con ínfulas jugaba al dominó sentado en una mesa y controlaba con un ojo lo que hacía su mujercita en el mostrador.

    Todo era alegría hasta que ocurrió el accidente. El hijo de la pareja, Matías, trabajaba de recadero para un rico de la zona, y había salido por la mañana con su bici a llevar un paquete a la montaña (pero no a la misma montaña donde se mató el primo tercero raro). Había llovido durante toda la semana anterior, así que los caminos estaban peligrosamente resbaladizos. Matías tomó una curva particularmente complicada, tropezó con algo, salió despedido por encima de la bici y cayó contra la vía del tren. “¿Y pasó el tren y lo mató, abuelo?“, pregunté yo con los ojos muy abiertos. “No“-dijo mi abuelo-”pero se dio con los raíles y se partió la nuca“. Unos vecinos avisaron a la policía y otros, gente curtida duelos mineros de toda índole, fueron a llevar la mala noticia a Versa y al gañán.

    Versa nunca se recuperó de la muerte de su hijo, dice mi abuelo. Lo que antes eran alegres tientos a la frasca de vino del bar, acabó siendo un alcoholismo triste y callado. El gañán, lejos de intentar arreglar un poco las cosas, se atrincheró definitivamente en su mesa y en su dominó. Versa se consoló en los robustos brazos de un minero que solía ir por el bar, para escándalo definitivo de su familia. Un par de años después de la muerte de Matías, se quedó embarazada, suponemos que del enorme minero. En cuanto empezó a notársele, cogió al minero, dos maletas, una frasca y la caja del bar, y se largó muy lejos del pueblo. El gañán empezó a atender la barra del bar y nunca dijo ni palabra del asunto, como si nunca hubiera estado casado con Versa ni hubiera tenido un hijo con ella. A esas alturas de la película, la gente le tenía menos asco y más compasión, así que todos se guardaron prudentemente los comentarios.

    ¿Qué habrá sido de Versa? ¿Tendré un tío tercero enorme y minero por ahí perdido? Cuántas incógnitas guarda el armario de esqueletos de mi familia.

    Y eso es todo. Otro día les hablaré del tío abuelo César, que murió ciego y loco como una cabra, o del primo segundo Nicanor, o del infame tío Horacio, cuyo cara se ha tachado hasta de las fotos de su propia boda. Pero eso será otro día.
    Nikos, porque la sangre es más espesa que el agua.

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