Un extracto del libro El ladrón de orquÃdeas, escrito por Susan Orlean y publicado por Anagrama. Leedlo. Aunque no os interesen una mierda las orquÃdeas.
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“William Spencer Cavendish era el sexto duque de Devonshire. Era sordo y padecÃa una depresión crónica. Se supone que era bastardo, pues su padre habÃa tenido relaciones con su mujer y con la mejor amiga de ésta, dejando embarazadas a ambas. De todos modos heredó el tÃtulo de la familia. Vivió siempre solo y se le conoció como el Duque Solterón. Fue un coleccionista apasionado y exigente. Reunió una importante biblioteca y poseÃa los primeros cuatro infolios de Shakespeare y treinta y nueve ediciones en cuarto del mismo autor. Le encantaban las plantas y en 1820 le nombraron presidente de la Real Sociedad de Horticultura.
William Spencer Cavendish (1790-1858)
Su jardinero era hijo de un granjero llamado Joseph Paxton y fue nombrado jefe de jardinerÃa de Chatsworth, propiedad del duque, cuando sólo contaba treinta y tres años. Paxton era una especie de genio a la hora de hacer que las cosas funcionaran. Poco después de que Cavendish lo contratara, construyó una veintena de invernaderos en Chatsworth, entre los que habÃa uno, llamado la Gran Estufa, que era el mayor invernadero del mundo. MedÃa cien metros de largo y más de treinta de ancho. Se calentaba por medio de unas tuberÃas de más de once mil metros. En su tiempo libre, Paxton inventó un artilugio de malla al que llamó miriñaque de fresa, pues era una especie de falda para evitar que las babosas trepasen a las plantas. En su honor se le dio su nombre a una clase de fresas muy populares que se siguieron cultivando hasta bien entrada la década de 1950.
Joseph Paxton, el ingenioso jardinero
Recibió el tÃtulo de caballero tras obtener un enorme éxito con un nenúfar gigante descubierto en 1837 en la Guayana Británica. Se creÃa que era la planta con flor más grande del mundo. Un botánico victoriano lo describió como “una maravilla vegetal“. Después de su descubrimiento todos los horticultores ingleses se pusieron a competir para ver quién conseguÃa cultivar el primer Victoria amazonica en suelo británico. Ganó Paxton. Su nenúfar flotaba en un estanque especial de Chatsworth. TenÃa unas hojas de dos metros de diámetro, una flor mayor que una calabaza y un olor parecido al de la piña. El florecimiento de la planta fue un hecho tan memorable que la reina Victoria y el prÃncipe Alberto fueron a Chatsworth a contemplarla.
En una ocasión, para divertirse, Paxton y el Duque Solterón disfrazaron de hada a Annie, la hijita de Paxton, que tenÃa siete años, la colocaron sobre una de las enormes hojas del nenúfar gigante que flotaba en el estanque y le hicieron una fotografÃa.
El hada sobre el nenúfar
La imagen de Annie Paxton sobre el nenúfar causó sensación. El escritor Douglas Jerrold publicó un poema que comenzaba diciendo: “Sobre una hoja extendida y con vestido de hada,/ reflejándose en el agua,/ extasiando corazones y miradas,/ está Annie, la hija de Paxton“. Los nenúfares invadieron los empapelados de los salones, las porcelanas, las telas y los candelabros, y una niña sobre la hoja de un nenúfar se convirtió en un motivo fotográfico.
Pero Paxton no se contentó solamente con haber logrado que la hoja sostuviera a su hijita. Se dio cuenta de que aquella hoja podÃa soportar el peso de cinco niños mayores, o su equivalente de unos ciento cincuenta kilogramos de peso muerto. Tras haber estudiado concienzudamente la hoja, descubrió que podÃa soportar todo aquel peso gracias a las nervaduras que formaban una especie de armazón voladizo.
En 1850 diseñó un edificio de cristal espectacular, el Palacio de Cristal, destinado a la primera feria mundial, la Gran Exposición de las Obras de Industria de todas las Naciones. Para su Palacio de Cristal tomó como modelo la estructura de la hoja del nenúfar gigante. Era un salón para exposiciones que ocupaba una superficie de setenta mil metros cuadrados, con una estructura de vigas de hierro entrecruzadas que sostenÃa unos trescientos mil paneles de cristal. Nunca hasta entonces se habÃa construido nada semejante. Era la culminación del uso del hierro en arquitectura con un propósito tanto estético como estructural. La gran bóveda de cristal era una maravilla de la ingenierÃa.
Lo que se exhibÃa en su interior no era menos impresionante: la enorme orquÃdea Grammatophyllum speciosum, que ostentaba el récord mundial con su peso de dos toneladas; el diamante Koh-i-noor dentro de una jaula de oro para pájaros; esculturas de desnudos, cerámicas exóticas, relojes, tejidos, muebles y una colección de ranas alemanas disecadas, que adoptaban posturas de seres humanos y que, según se dice, encantó a la reina Victoria.
Algunos de los objetos que se exhibÃan eran de Ãndole práctica -por ejemplo, Francis Parkes dio a conocer una horqueta de acero que habÃa inventado y que permitÃa a los agricultores remover la tierra con mayor facilidad-, pero la mayorÃa fueron considerados por parte de los diseñadores de la época “la reunión de basura del peor gusto jamás vista“.
 En cambio, el Palacio de Cristal de Paxton fue alabado como el gran triunfo del diseño. Se convirtió en el modelo de los arquitectos en ingenieros victorianos, y hay elementos de su estructura que todavÃa se siguen utilizando en los edificios contemporáneos. Sin el estudio del armazón voladizo de la hoja de nenúfar que llevó a cabo Paxton, jamás se habrÃa podido llegar a construir aquel palacio de hierro y cristal (…).”
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Entrada dedicada a sepulcravo, amigo de lo victoriano y lo grotesco.
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4 Comments
zzzzzzzzzzzzzzzz
De ahà lo sacó…
Continúo… no tengo sueño.
Genial, era el retoque de información con acento historico que necesitaba para un trabajo sobre el Palacio de Cristal de la facultad.
Saludos.
me salvaron la vida con esa información. GRACIAS!!!!