Soy de letras. Todas las cosas abstractas que tienen que ver con los números, los volúmenes o la situación de las cosas en el espacio, por poner ejemplos cotidianos, hay que explicármelas un par de veces. No es que las entienda entonces, a la segunda o a la tercera: es que no llego a entenderlas nunca del todo, y el amigo versado en esas artes arcanas se cansa de intentarlo. Pero mi fascinación por esas materias etéreas es constante, y cuando no encuentro una explicación sencilla para lo que no entiendo, me conformo de buen grado con quedarme en el estado de contemplación estupefacta del planteamiento.
En resumidas cuentas, que me gustan las matemáticas aunque no las entienda. Mi amigo F.nm dijo una vez: “está ahÃ, existe y es perfecta, como las matemáticas”. A él va dedicado lo que sigue.
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*Se dice de un número que es perfecto cuando la suma de sus divisores propios es igual al número.
Los primeros números perfectos son: 6, 28, 496, 8128, 33550336, 8589869056. Todos los números perfectos terminan en 6 o en 8, pero no se van alternando indefinidamente.
Euclides descubrió que los números perfectos tienen esta forma:
6 = 21.(22-1)
28 = 22.(23-1)
496 = 24.(25-1)
8128 = 26.(27-1)
Este número, 2216090.(2216091-1), que tiene mas de cien mil dÃgitos, es perfecto.
*Un número es abundante cuando la suma de sus divisores propios es mayor que el número.
*Un número es deficitario cuando la suma de sus divisores propios es menor que el número.
*Un número es ligeramente deficiente si la suma de sus divisores es igual al número – 1. Hay bastantes números que cumplen esta condición, en cambio no se ha encontrado ningún número ligeramente abundante (cuando sus divisores suman el número +1). Nadie ha conseguido demostrar que no existen números ligeramente abundantes.
*Para terminar, dos números son amistosos cuando cada uno es la suma de los divisores del otro. Por ejemplo, 220 y 284. Esta pareja de números se menciona en la Biblia (hay premio para quien los encuentre allà y me envÃe la referencia correcta), y los discÃpulos de Pitágoras le atribuÃan propiedades mÃsticas. En la Edad Media existÃa la costumbre de dar de comer cada número, inscrito en un alimento, a dos personas: si uno comÃa el 220 y otro el 284, y lo comÃan al mismo tiempo (aunque no en el mismo lugar), su amistad quedaba sellada para siempre por medios mágicos. O matemáticos, que viene siendo lo mismo.
No sé, a mà me parece perfecto.