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  • Atrocidad: ¿No he de verte otra vez más que fuera del tiempo?/ 23 septiembre 2004

    La rue assourdissante autour de moi hurlait.
    Longue, mince, en grand deuil, douleur majestueuse,
    Una femme passa, d’une main fastueuse
    Soulevant, balançant le feston et l’ourlet;

    Agile et noble, avec sa jambe de statue.
    Moi, je buvais, crispé comme un extravagant,
    Dans son oeil, ciel livide où germe l’ouragan,
    La douceur qui fascine et le plaisir qui tue.

    Un éclair… puis la nuit! -Fugitive beauté
    Don le regard m’a fait soudainement renaître,
    Ne te verrai-je plus que dans l’eternité?

    Ailleurs, bien loin d’ici! trop tard! jamais peut-être!
    Car j’ignore où tu fuis, tu ne sais où je vais,
    Ô toi que j’eusse aimée, ô toi qui le savais!

    **
    La traducción, para otro día. Seguramente lo han leído ya en alguna parte. Lo escribió Charles Baudelaire, lo tituló “A une passante“, y yo lo escribo hoy porque, amigos, qué bello ha sido el día. Hemos bebido vino y hemos brindado por la cándida adolescencia y por otras cosas. Hacía sol, y había muchos árboles: fresnos (creo) y bambúes (con seguridad); y he tocado el hocico, el cuello y la crin de unos hermosos caballos. Me he acordado de algunos de los que leen este diario, y también de algunos otros que ni siquiera lo conocen. Y el francés es un idioma dulce y solemne para la boca, como brindar con ese vino.

    Oh, muy lejos de aquí, tarde ya, ¡tal vez nunca!
    Yo no sé a dónde huyes, tú no sabes dónde voy,
    ¡Oh, tú, a quien yo hubiese amado; tú, que lo sabías!.

    Más o menos. He aprobado Tercera Lengua: el francés y su literatura. Por si a alguien le quedaba alguna duda. Parbleu!

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