Buenas tardes, Amigos y Desconocidos Lectores Constantes.
Una entrada rápida y múltiple, antes de echarme a las calles a uña de caballo. Sin ningún orden especial:
*Gracias a los que han preguntado, tanto en público como en el correo privado, por mi estado. Que no cunda el pánico, que estoy bien. A veces duermo mal (hoy perdà un tren por eso), a veces digo unas estupideces como pianos, a veces me duele el estómago y, en general, desearÃa tener menos agua y más sangre en las venas. Pero estoy bien. Mi espÃritu no se quebranta y todas esas gilipolleces. Les informaré cuando este estado de idiotez llegue a su fin, y pueden creerme cuando digo que soy la primera en desear que pase de una puta vez.
*Cojo un tren para Asturias en tres horas. Vuelvo en tren a Madrid en cinco dÃas. No me resisto a compartir con ustedes el mejor poema sobre trenes que se ha escrito nunca. Para ponerles en situación, una amiga está escribiendo unas cosas sobre trenes, para lo que pidió a los amigos citas, pelÃculas, poemas y cuanto material tuvieran a mano sobre el dichoso medio de transporte. Entre enormidades lÃricas e imágenes sobradamente conocidas por todos, surgió la siguiente perla:
Me gusta ir en tren
y visitar lugares:
me lo paso muy bien
y me dan auriculares.
No acredito al autor porque no sé si lo desea, pero lo haré en cuanto tenga el permiso. Yaveh Elohim bendiga a los poetas ridÃculos y les dé hijos fuertes (si los quieren) y agua limpia. (Nota posterior: ya tengo los datos correctos. El autor del ripio es un tal Santi Jiménez “El Pulseritas”, personaje de un programa de radio de Cadena 100. Y el verso no es como yo lo cito, es asÃ:
Me gusta viajar en tren
y visitar los lugares,
porque me lo paso muy bien
y me regalan los auriculares.
Gracias al señor ScariWó por su amable colaboración en este asunto)
*Hoy se pone a la venta el cuarto libro de la serie Canción de hielo y fuego, que se llama FestÃn de cuervos. Lo escribe George R. R. Martin, lo edita Gigamesh, lo traduce Cristina MacÃa y yo lamento no haber tenido tiempo de recomendárselo antes. Lo compraré, como compré los tres anteriores, y lo leeré durante el largo, largo viaje en tren.
¿No conoce usted, Amigo Lector, a George R. R. Martin? No se apure. También se puede vivir sin mucho oxÃgeno, aunque la vida en esas condiciones sea miserable y espantosa. Martin es el autor de dos de los mejores cuentos que yo he leÃdo nunca, y ya ven que he leÃdo mucho y muy bueno. Los dos cuentos figuran en este libro:
La portada, ya lo ven, es espantosa. Pero el contenido, ah, el contenido… Dentro de ese espanto están El tratamiento del mono (con cuya lectura en voz alta comienza siempre nuestra sesión de cuentos junto a la chimenea, cada noche de Difuntos) y Los reyes de la arena, que es indescriptible y redondo y perfecto. También figuran otros cuentos, pero estos dos son los que el Amigo Lector tiene que leer antes de morir. O antes de irse a cenar unas croquetas, vaya.
El volumen en cuestión no es fácil de encontrar, y mucho menos desde que Martin se hizo ultramegafamoso con su serie del hielo y el fuego. Yo lo he visto de segunda mano a unos precios exorbitantes. Aconsejo que lo compren, de todas formas, o que esperen pacientemente a que la buena gente de Gigamesh lo reedite. Los que no puedan esperar, harán bien en enviarme un mail a mi dirección de correo. Yo les enviaré este enjambre de prodigios y ustedes cantarán las alabanzas de Martin por doquier. Ya saben: lectorconstantearrobagmailpuntocom.
Martin ha escrito más cosas, casi todas buenas y bellas. Gigamesh, como les digo, ha reeditado ya Muerte de la luz, que es de ciencia ficción, y parece que reeditará Sueño del Fevre, que es de vampiros, y El rag del Armagedón, que no sé de qué es. Todas estas novelas merecen un detenido vistazo. Y si encuentran esto por ahÃ, también harán bien en comprarlo:
Que también tengo en versión digital y que anda hace ya tiempo por la red, corriendo de mano de fan dichoso en mano de fan feliz. O esto:
Alá, el compasivo, el misericordioso, guardará un lugar en el paraÃso para los muchachos de MartÃnez Roca, que tanto y tan bueno editaron en su dÃa. No les quepa la menor duda.
Para terminar con el tema, repito lo dicho. Todo esto es bueno y bello y necesario, pero lo imprescindible son las Canciones que cantan los muertos. Y la serie Canción de Hielo y Fuego, que tiene una traducción portentosa y que engancha hasta a los más escépticos. Hagan la prueba con el primer libro y ya me contarán. Porque se acerca el invierno.
*Es oficial: me curo el mal de amores yendo de librerÃas. Vale, no me lo curo, pero se me olvida durante un rato. Y hoy tampoco falló. Me fui de librerÃas de segunda mano y vine cargada con rico botÃn. Ya les contaré con calma, porque hay cosas que lo merecen, pero ahora el tiempo apremia y el tren no espera (como no me esperó por la mañana). Asà que quédense con la cara de esta señora más bien fea:
Se llamaba Eudora Welty y era otra de esas escritoras crecidas junto al Mississippi. No puedo decirles mucho de los escritores del Sur de Estados Unidos, porque no se es un Lector Constante y Curtido hasta que no se ha leÃdo a los escritores del Sur de Estados Unidos. Y si usted no es uno de ellos, lárguese de aquà inmediatamente. Fuera. A la librerÃa de guardia, a comprar a Capote, a Harper Lee, a Carson McCullers, a Tennessee Williams, a Flannery O’Connor y hasta a Faulkner, al que plagian los argentinos.
De Eudora Welty tienen por ahà editado Una boda en el delta. No les doy más detalles porque mi ejemplar está en Asturias y mi memoria en el cielo de los datos. Lean, si lo encuentran, el estupendo relato Por qué vivo en la Oficina de Correos. Y si son muy fans de los premios (lo que no les recomiendo, pero allá cada uno con sus referencias), pueden leer La hija del optimista, que tiene un Pulitzer como un campano. También tiene libros de cuentos: Una cortina de follaje y Manzanas doradas, pero no los he leÃdo, asà que no me atrevo a exigirles que lo hagan.
Sà les recomiendo la autobiografÃa de la dama, que es la mejor compra que he hecho hoy y se llama La palabra heredada. Mis inicios como escritora. No tengo la cámara operativa, asà que no puedo hacerles foto de la portada. Lo edita Montesinos, lo traduce un tal Miguel MartÃnez-Lage. Y es una maravilla. Venga, un extracto pequeñito y cerramos:
Cuando era aún tan pequeña como para pasar mucho tiempo abrochándome los zapatos por la mañana, volvÃa los oÃdos hacia el vestÃbulo: en el primer piso, en el cuarto de baño, se afeitaba Papá, y Mamá, en la planta baja, freÃa el bacon. Comenzaban a silbarse el uno al otro por la caja de la escalera. Mi padre silbaba su frase, mi madre intentaba silbar la suya, y luego la tarareaba. Era su dúo. Yo me abrochaba y desabrochaba los zapatos y escuchaba -sabÃa que era “La viuda alegre”. La diferencia estaba en que la canción casi levantaba el vuelo entre risas, mientras el disco gruñÃa desde el principio, como el gramófono se hubiera quedado sin cuerda. La canción iba y venÃa entre ellos dos, subÃa y bajaba las escaleras, en uno de cuyos peldaños estaba yo a punto de bajar a todo correr y enseñarles lo bien que me habÃa abrochado los zapatos.
Además de escribir estas cosas tan bellas, Eudora Welty hacÃa fotos hermosÃsimas. Vean:
Esto se llama Niña en el porche y es de 1935.
Y un granito de sal de anécdota: el programa de gestión de correo Eudora toma su nombre de esta escritora porque Steve Dorner, su creador, era muy fan de Por qué vivo en la Oficina de Correos. A ella, dicen, le pareció muy halagador el homenaje y lo consintió de buen grado. En fin, más información sobre la señorita Welty en:
El tiempo se me echa encima, Amigos. Ni diez minutos para acreditar las imágenes me restan. Proclamo de nuevo mi inocencia y mi única intención de usarlas para meterles a ustedes en la cabezota los conceptos más básicos de la vida en la biblioteca.
En la próxima entrada, que no se me olvide, intentaré persuadirles para que vayan a ver el Museo de AntropologÃa. O para que hagan uso recreativo de diferentes drogas, lo que más me apetezca. Ya veremos.
Tengan cuidado ahà fuera, donde hemos perdido el norte.
16 Comments
solo queria agradecerte lo muchisimo que me rio y disfruto con tu blog
gracias,pues, y que el mal de amores se te pase pronto
Todos los idiotas pasamos por lo mismo. Animo, Ingram que la ataraxia no es la perfeccion. De G.R.R. Martin habia leido algo en la biblioteca jovellanos, en donde compartimos tantas suguerencias bibliofilas. Seguire investigando, incluso mirare lo de los trenes, sin caer en el horrible y tan britanico vicio de verlos pasar, entre otras cosas por que aqui, como mucho, solotenemos tranvia. Por cierto estoy trtando de revivir cierto proyecto de juventud, la tendre informada.Besos y abrazos
No me dé las gracias, me alegro de que le haya gustado
Qué alegrÃa ver que le dedicas unas lineas a la literatura fantástica (buena). ¡Esa saga (la de Canción de hielo y fuego) está en mi lista de “próximamente”?
Como me divierto leyéndote, por… Alá.
El cuento Una canción para Lya fue, en su momento, un parteaguas en mi vida (literalmente). Le agradezco que ya me haya enviado las canciones que entonan los dijuntos y le agradezco más sus entradas, que siempre hacen que el hámster que vive en mi cerebro corra a todo lo que da, mientras se carcajea conmigo.
Espero que su ánimo mejore y sus males de amores (de los cuales en este momento, como bien sabe, soy una suerte de colega) se vuelvan felicidades y gozos… si no con el susodicho pues con otro que sea menos desperdiciado.
Un abrazo desde el invierno defeño. Espero que nos escribamos pronto.
ugh… sorry por las cursivas, olvidé cerrar la etiqueta. Ah, esos vicios de tipografÃa.
Los fanes irredentos de Martin, que no se olviden de Los viajes de Tuf, que es una mina de entretenimiento.
Amigos y Desconocidos, gracias por su presencia y sus comentarios.
Derelitta: es un placer. Vuelva cuando quiera y gracias por sus buenos deseos.
Sun-T: empiece por “Los reyes de la arena”. No se arrepentirá.
Scari Wó: de nuevo, gracias.
Blf: si no se lo he dicho antes, se lo digo ahora. Me gusta mucho, mucho su blog. No tengo ni puta idea de botánica, soy más de la bichologÃa, pero es un placer ver tanta cosa verde y con espinas, sÃ.
Libia: tengo pendiente echarle un vistazo a lo que me envió, no se me olvida. Pero la pila crece y crece y los dÃas son cortos. Ya lo miraré cuando vuelva a Madrid y ya le contaré. Ãnimo con su asunto amoroso. Eso también pasará.
Rancio: cómo pudo olvidárseme Tuf, que es estupendo y está recién reeditado, como quien dice. La edición, por cierto, es infame y va plagada de erratas, pero menos da una piedra. También lo tengo en versión digital, asà que igual edito la actualización para añadirlo, por si algún Lector Constante anda corto de fondos y prefiere leerlo en pantalla. Gracias por recordármelo.
Tengan cuidado ahà fuera, donde oscuros, oscuros son los túneles.
Joder. El Museo de AntropologÃa y mis intenciones. Mierda pa mÃ.
Yo me curo/curaba del mal de amores comprando discos. De hecho asà fue como conocà a Alanis Morissette. Me dirigà llena de una rabia profunda (la falta de honestidad y sinceridad es lo que más me enerva) a la FNAC de Callao, fui a la planta de libros y rastreé hambrienta vÃctima, busqué desolada un poco de aire fresco. “¿Qué me compro?” Entonces una portada de colores violetas y azules me llamó la atención: “Jagged Little Pill, de Alanis Morissette. Ni puta idea de quién es pero me lo llevo” Y en bendita hora
¡¡Gracias Javi!!
Oye, qué curiosa la anécdota de Eudora. Muy curiosa.. sÃ. Usé ese cliente de correo durante mucho tiempo.
Y la foto “Niña en el porche” es preciosa. Lindisima.
Cuando leo tanta recomendación de libro… me agobio porque soy incapaz de retener tanta información. Ains. Pero me he quedado con la copla de la señora Eudora Welty, en concreto con su autobiografÃa. Y, además, me ha hecho ilusión no quedar desterrada de la biblioteca constante ¡¡¡que esta zoquete ha leÃdo a Capote (Breakfast at Tyffany´s)!!!
Eudora se parece a la madre de Tony Soprano. Bueno, y a un ternero que pasa frÃo.
¿Tienes los dos cuentos de Martin en versión digital? ¿Me los envÃas? Tengo tu Visskovitz, by the way.
Un beso
Lorite: Es mejor que me pida a mà la biografÃa de esta buena señora, porque iberlibro dice que anda bastante cara, y a lo mejor luego no le gusta. Yo se la presto, claro que sÃ.
Frank: por Crom, qué buen fisonomista. Se parece muchÃsimo a la malvada madre de Soprano, vaya que sÃ. Lo del ternero no lo tengo tan claro. Los cuentos de Martin también te los puedo pasar en versión impresa y encuadernada, cuando te apetezca. Quiero mi Viskovitz y tengo tus pelÃculas, asà que a ver si nos vemos, esquiva criatura.
Y ¿por qué no me va a gustar? Y si me gusta mucho luego me da pena devolver el libro. No te preocupes, he mirado en Iberlibro y el más caro son 22€.
Otra cosa es que lo encuentre porque ni en La Casa del Libro ni en La FNAC está. Tendré que descubrir nuevas librerÃas de Madrid.
Yo la acompaño de librerÃas cuando quiera, bella. En el mismo iberlibro puede encontrar muchas, eche un vistazo despacito.
Despacito y con buena letra. Lo haré y te tomo la palabra si me resulta complicadillo….
Muac!!
Pardiez, me fastida no haberme enterado de que has venido a la tierrina, pero esto del programa Eudora me ha reconciliado con la vida y hasta con el spam.
El primer libro de “Tormento de espera” me ha contagiado la enfermedad de Alonso Quijano, y me paso las noches de claro en claro y los dÃas de turbio en turbio.
Y, como sarna con gusto no pica, estoy impaciente por terminar las 100 páginas que me faltan para secarme el celebro del todo con el segundo libro.
FestÃn de cuervos ya está en la estanterÃa y me lo leeré en el loquero o en la cola del INEM.