Buenos dÃas, Amigos y Desconocidos Lectores Constantes.
Que sÃ, que ya lo sé. Inconstante, negligente y todo lo demás que están pensando pero que son demasiado educados para poner en los comentarios. Soy todo eso y me disculpo por ello. La mies es mucha, Amigos, y los segadores son pocos y bastante vagos. Ando leyendo todo lo que puedo, anotando cosas para futuras entradas, recibiendo aportaciones estupendas de otros Amigos Lectores, recolectando imágenes y comenzando borradores que se quedan siempre a medias. Además, ya lo saben ustedes, tengo curro nuevo y todavÃa no sé hacerlo comme il faut. Por si fuera poco, estoy buscando pisito nuevo, porque mi hermana, la Hermana Constante, viene a pasar una temporadilla en Madrid y en mi pequeño zulo sólo le caben las piernas. Vamos, que he tenido lÃo, que ha hecho un calor bÃblico y que todavÃa me espera mucho de ambas cosas. Snif.
Y ahora, puestas las cosas en su lugar, les cuento unas cuantas cosas. Entrada múltiple habemus. Toda suya.
*Julio pasó entre calor e insomnio. Agosto también fue el mes más cruel, con más calor y más insomnio. Pero llegó el dÃa 29 y yo hice piñauuuu y salà disparada hacia Mallorca. No, no fui a tocar la tumba de Robert Graves. Fui a ver a una amiguita, a leer y a meter el cerebro debajo del agua, práctica que recomiendo a los Amigos Lectores que vivan sobre un contenedor de vidrio o junto a una guarderÃa. No se oye nada bajo el agua, salvo ese lento y constante palpitar de un corazón gigantesco, que no tengo muy claro si serÃa el de Poseidón o el de la misma Tierra. Diez minutos de buceo y duerme uno como un bebé borracho, pueden creerme.

Splotch splatch
Vaya por delante que yo, nacida y criada en la costa asturiana, recelo profundamente de la mar océana. Por dentro todo está salado y oscuro, por fuera se mueve demasiado y ya dijeron los griegos que nadie pasa el mar y vuelve intacto. Y luego están los dothrakis, los poderosos jinetes del mar de hierba, que desconfÃan del agua que no pueden beber sus caballos, sabia actitud que apruebo completamente. Leer a Conrad, a Stevenson, a Verne y a Defoe tampoco ayuda. El mar se come a la gente, destruye las cóncavas naves y alberga terrores de lo más terrorÃfico.
Bueno, pues ya no. Resulta que todo eso que les digo arriba se aplica al Cantábrico, que es el mar de los hombres del hierro, pero no al Mediterráneo, que es, como le gusta decir a mi amigo Gorin, un mar de monjas. El Mediterráneo está calentito y no es oscuro. Es salado, qué le vamos a hacer, pero también es liso y calmo, y puedes verte los pies cuando los metes dentro. Y por si eso fuera poco, resulta que hay cantidad de cosas bajo la superficie. Cosas vivas, Amigos. Cosas resbaladizas, escamosas, onduladas, plateadas, veloces, abrumadoras. Criaturas bellas, lo bastante amistosas como para pasarte al lado y lo bastante listas como para salir por aletas si te acercas demasiado.
Los salmonetes del fango, por ejemplo, andan por ahà luciendo bigotazo, pero luego se escurren bajo una roca cuando uno intenta trabar relaciones más Ãntimas con ellos. Esta pinta tienen:

En palabras del amigo Linneo, esto es un Mullus Barbatus. Alguien llamado Albert Kok le hizo esta foto y la puso amablemente a disposición de cualquiera que la necesitara. Gracias, Albert Kok.
Y dirán ustedes: ¿Bigotes? ¿Qué bigotes? Yo no veo bigotes ahÃ. Es cierto, no se le ven. Pero los tiene y bien hermosos. Miren, esto es un pariente del de arriba, el salmonete de roca o Mullus Surmulatus:

El robado se lo hizo un tal Hans Hillewaert en el Mar del Norte. Hans tiene un bonito apellido y un gran corazón: también puso su foto bajo una de esas licencias que nos permiten a los vagos usar el trabajo ajeno. Gracias, Hans.
¿Más bichos? Claro que sÃ. Montones. Y eso está bien, porque me permitió usar un palabro muy chulo, que es cardumen. Normalmente se emplea como sinónimo de banco de peces, es decir, un grupo de peces que van juntitos, nadando de forma sincronizada. Investigando un poco descubrimos que se usa banco cuando los peces se agrupan por especie y cardumen cuando se agrupan por parecido fÃsico. Son listos, los bichos, y saben que ser muchos ayuda a sobrevivir en un contexto donde puedes ser el bocata de cualquiera en cualquier momento.
Vean. Esto es un banco y también un cardumen. Son de la misma especie y se parecen. Son Sarpas Salpas y las habÃa a cientos, a miles.

La foto se la debemos otra vez al señor Albert Kok, Alá le dé la paz, la alegrÃa y la descompresión perfecta.
Más sobre el cardumen:
a) Pásmense conmigo, Amigos: los peces no perciben su propio color. Da igual que sean de un gris discreto o de un naranja espectacular, ellos no se enteran. ¿Y cómo eligen entonces a compañeros parecidos para hacerse un cardumen? Pues no lo sabemos. Por algo lo llaman el misterioso mundo submarino. Investiguen un poco el asunto, que vale la pena.
b) El diccionario dice que cardumen es también multitud y abundancia de cosas, pero solamente en Uruguay. Bueno, da igual. Usted puede decir Voy a comerme un cardumen de croquetas o Casi me atropella un cardumen de ancianitos y quedarse tan ancho. Pues no faltaba más.
c) Hale, todos a cantar. Son tus cardúmenes, mujeeeer, los que me suliveeee-eee-llaaan…
Cuántas cosas se aprenden cuando se mira bien, Amigos. Los bichos submarinos tienen nombres y aspectos estupendos, ya lo ven. Y la flora también es portentosa, aunque yo vi poca cosa reseñable, porque en la costa mallorquina predomina una especie de hierbajo que cubre hectáreas y que le sirve de pasto a la fauna. La bella Posidonia. Esto de aquÃ:

Alberto Romeo hizo la foto de este montonazo de Posidonia. Gracias, señor Romeo.
Dan ganas de pasarle la segadora, a ver qué hay debajo, pero ya les digo que es el almuerzo y el refugio de los pececillos, asà que estarÃa feo. No es que se la coman, pero la mordisquean bastante. Y si uno mira bien, lo mismo se encuentra algo como esto y se queda boquiabierto (y le entra agua en el tubo y protagoniza un vergonzoso acceso de tos subacuática, ehem).

Un tal Anders Finn Jørgensen se metió en el agua y vino con esto. Gracias, señor Jørgensen.
Esa maravilla fue bautizada por Linneo, el Grande y Terrible, con el sonoro nombre de Thalassoma Pavo. Nosotros, en un alarde de sencillez, lo llamamos Pez verde o Pez doncella. Esta última denominación tiene su gracia, especialmente cuando uno encuentra un pez doncella macho, lo que suena, coincidirán conmigo, un poquito raro. Yo vi uno y no dije nada, porque estaba tosiendo. Luego ya vi más y mi amiguita me hizo el gesto subacuático de Esto mola muchÃsimo, que consiste en poner cuernos y agitarlos, como si uno estuviera en un concierto de algún veterano grupo heavy. Fuck yeah.
Un último hallazgo marino y les cuento otras cosas, venga. Andaba yo chapoteando, tosiendo y procurando no romperme nada contra una roca, cuando apareció esto junto a mi nariz.

La mÃa estaba un poco más cerrada. La que ven aquà es la que encontró alguien llamado Wrda, que con una sangre frÃa digna de estas criaturas, le tomó la foto que ven. Bravo, Wrda.
Portentosa, ¿verdad? Yo creo que es una medusa, pero la wikipedia dice que es una Cotylorhiza tuberculata, y seguro que sabe mejor que yo lo que se dice.
Le acerqué la manita, porque era un poco más lenta que el resto de los pececitos, y luego me lo pensé mejor. Asomé la cabeza y avisé a mi amiguita del hallazgo. ¡Tóxica! ¡Venenosa! ¡No la toques!, dijo mi amiguita. Gñ. Bajamos otra vez a mirar y sÃ, tenÃa pinta de poder matar a un cachalote mediano. O, al menos, de poder provocarle un picor terrible, lo que tiene que ser una putada si no tienes manos con uñas para rascarte.
Con todo, me apetecÃa verla mejor y examinarla a placer, asà que sugerà cogerla con cuidadito, cogerla con las gafas de buceo, cogerla rezando una plegaria, ponerla sobre la colchoneta… Mi amiguita dijo que nones. Gñ. DÃas después, chapoteando de vuelta a la costa, algo me rozó el brazo y me lo dejó como si lo hubiera metido en un brasero. Parece que mi amiguita tiene razón y que no es prudente tocarles los tentáculos a estos bichejos. Gñ de nuevo.
*Hale, fuera del agua. Procedemos a endulzar el equipo, es decir, a darle un agua dulce a las gafas y darse uno mismo un fregoteo en la ducha. ¿Y qué hacemos entonces? Patear la ciudad en busca de libros, naturalmente.
¿Creen que me olvido de ustedes bajo una palmera y junto al mar? Ja. Les traigo hallazgos mil. Bueno, hallazgos tres, para ser del todo exactos. Si usted se encuentra un buen dÃa en Palma de Mallorca, por esas cosas de la vida o porque ahà se cansó de nadar, hágase un favor y dé una vueltecita hasta que encuentre esto:
Esta estupenda librerÃa de segunda mano queda en… a ver, que mire… el número 45A del Carrer des Oms. Si usted, Amigo Lector, es además Lector PolÃglota, va a disfrutar como un marrano en un charco: tienen una sección de idiomas abrumadora, y cuando digo abrumadora quiero decir que hay libros como para forrar una montaña (pequeña). Casi todos en inglés o alemán, porque ése es el idioma de los fulanos que les colonizan la ciudad durante todo el año, pero también hay mallorquÃn, catalán, francés, italiano y seguro que hasta croata.
La sección en castellano tampoco estaba nada mal, pero no pude hurgar a fondo ni meter el brazo hasta el hombro en las sobrecargadas estanterÃas, porque mi amiguita y yo llevábamos un buen rato paseando y tenÃamos muy bajo el nivel de cafeÃna. Ya volveré y ya les saquearé hasta el tuetanillo, ya. Mientras tanto, estos chicos tienen página. AhÃ:
http://www.librohispano.com/l/fiol-llibres-antics-i-moderns/
*Es duro elegir entre café y libro, pero es que no hay por qué hacerlo. Basta con corretear por el casco antiguo hasta encontrar el número 4A de la calle Can Fortuny. Allà está la librerÃa Literanta, cuyo lema es Llibres i Café, tal cual. Esta pinta tiene la fachada:
Dentro hay cientos de libros. En castellano y en mallorquÃn, de ficción y de ensayo, de poesÃa y de teatro, de niños y de adultos, alegrÃa y alborozo. Esto es sólo una parte:
No hay, o yo no vi, sección de segunda mano, pero sà que habÃa muchas cosas que ya no se encuentra uno tan fácilmente en las librerÃas standard. Y además, hay cafeterÃa junto a los libros. Con sección de fumadores y todo, Dios les bendiga mucho.
Ahà me compré un par de cosillas muy recomendables, como el estupendo Breve historia de la locura.
Lo escribe, ya lo ven, Roy Porter, y lo traduce Juan Carlos RodrÃguez. El Fondo de cultura económica siempre merece la pena. Lo de Turner parece que es su sello en España, y no editan una mala ni de casualidad. Bravo por ellos.
Compré también una maravilla pequeña y vetusta, de la que les hablaré en la actualización sobre su autor, el caballero John Ruskin, Yaveh lo siente a su derecha, donde pueda contemplar paisajes alpinos. Hasta entonces, ni palabra del asunto. Si quieren ir investigando por su cuenta, Literanta tiene página:
*En fin, que salimos de allà con nuestros libros bajo el brazo y, caminando, nos dimos de morros con otro lugar prometedor, bien cerquita de Literanta. Este lugar:
No puedo decirles si es la cueva de Alà Babá, si los libreros son amables o si hay ejemplares polvorientos del códice calixtino porque, ay dolor, estaba cerrado. Pero tenÃa buena pinta, asà que, si algún Amigo Lector se pasa por allà y nos rinde informe, pues estupendo. Si no, ya volveré yo y les contaré lo que encuentre digno de su atención y mis esfuerzos.
*Poco más les cuento, Amigos. Ya ven que me he pasado la semana entre esto,
esto
y esto,
es decir, con el felizómetro altÃsimo, un ligero y sospecho que efÃmero bronceado, un montón de libros que añadir a la pila y un par de productos tÃpicos de la isla, para agasajar a amigos y parientes. Yijuuu.
Para que el felizómetro no baje, ahora mismo me voy a la ducha, de ahà al hermoso Templo de Debod y de ahà al cine. Tengo una semana de escritura en casa por delante, asà que a lo mejor saco un ratito y les cuento cosas que ustedes deberÃan leer y por qué. Se acerca el otoño, mejor que tengamos muchos libros cuando llegue, por si acaso.
Créditos y nos vamos.
*Todas las imágenes se emplean sin ánimo de lucro y únicamente para hacerles más felices y más sabios a ustedes, Amigos Lectores. Todas tienen dueño y licencia de uso.
*La imagen del salmonete de fango se la debemos, como se dijo, a Albert Kok. Está tomada de esta dirección wiki, donde ustedes pueden ir a echarle un vistazo en mejor tamaño:
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Mullus_surmuletus.JPG
*La imagen del salmonete de roca es propiedad del señor Hans Hillewaert. También la encontré hurgando en wiki, y ustedes pueden hacerlo en:
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Mullus_surmuletus.jpg
*La imagen del cardumen de Sarpa Salpa es obra y propiedad de Albert Kok, ese titán de la cámara y el regulador. Secuestrada de:
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Saupe6.jpg
*Del señor Alberto Romeo es la imagen de la Posidonia. Aquà la encontré:
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Posidonia_2_Alberto_Romeo.jpg
*El Pez doncella posó para el señor Anders Finn Jørgensen y la foto figura aquÃ:
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Thalassoma_pavo.jpg
*La bella y letal medusa Cotylorhiza tuberculata fue fotografiada por un tal (o una tal) Wrda. El enlace a la imagen lo tienen aquÃ:
http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Wrda_-_taking_the_ride_(by-sa).jpg
*Las imágenes de la librerÃa Literanta están tomadas de su página web
su blog
http://literanta.blogspot.com/
y su fotolog
http://www.fotolog.com/literanta_fotos
*El resto de las imágenes son obra (y se reproducen por cortesÃa) de mi amiga y anfitriona Marta Sáenz. Gluglú, amiga. Splotch, splatch.
Y ahora, al agua y al jabón. Que pasen un buen domingo, Amigos. No voy a ser yo la única.
Tengan cuidado ahà fuera, donde por allà resopla.