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  • Gabinete de curiosidades

    Buenos días, Amigos y Desconocidos Lectores Constantes.

    La verdad es que yo quería contarles cosillas sobre el pasado día de Difuntos. Sobre la tradición, sobre la muerte, sobre el luto, sobre ir a ver el Tenorio a Alcalá o a Guadalajara. Anduve leyendo cosas sobre la nera signora, la Parca, la Canina, la Catrina y demás manifestaciones del acabarse. Leí también acerca de la buena muerte medieval, acerca de ritos funerarios, de últimas palabras, de tumbas en forma de útero, de las bodas de los muertos, de la muerte en Occidente y en Oriente, de la muerte en la Biblia y del infierno y del paraíso. Fui a ver un bonito altar de muertos mexicano, donde había flores, calaveras y ofrendas de tequila, atole, cerveza y frutas. Busqué las ilustraciones de la Danza de la Muerte de Holbein y los esqueletos de José Guadalupe Posada, encontré por el camino los de Manuel Manilla, aparecieron también grabados de Goya, pinturas de Valdés Leal y de José Gutiérrez Solana.

    Y entonces apareció un verso de Quevedo y me trastocó todos los planes. Este verso:

    Retirado en la paz de estos desiertos,

    con pocos, pero doctos libros juntos,

    vivo en conversación con los difuntos

    y escucho con los ojos a los muertos.

    Olvidemos el día de Difuntos. ¿No es ésta una bella manera de referirse a una biblioteca? Ya ven qué hermosa sinestesia emplea el señor Quevedo: escucho con los ojos a los muertos. La idea de que leer es hablar con muertos ilustres no es nueva, es más vieja que el hilo negro. Ustedes recordarán, seguramente, el libro (o la película) El nombre de la rosa. Allí, el joven Adso preguntaba a Fray Guillermo de Baskerville: ¿Habéis estado enamorado alguna vez, maestro?. Y respondía Fray Guillermo: Oh, sí, muchas veces. De Sócrates, de Aristóteles…

    La biblioteca es, entonces, el lugar donde duermen el sueño eterno los maestros, donde se acumula la sabiduría. El que viene a adquirirla y los que allí están para suministrarla, en amena conversación. Ya lo decía Alfonso X el Sabio:

    Quemad viejos leños,

    leed viejos libros,

    bebed viejos vinos,

    tened viejos amigos.

    ¿Y a dónde vamos con todas estas citas? ¿No íbamos a hablar de los difuntos? No, ya no. Tendrá que ser en otro momento, porque ahora vamos a saludar con el sombrero a este señor:

    Este sonriente caballero se llama Jay Walker y preside una empresa llamada Walker Digital, dedicada a investigación y desarrollo (de sabe Dios qué), que cuenta con doscientas patentes en su haber. También tiene algo llamado Priceline.com, que no sé lo que es, pero que parece una cornucopia de pasta y de prestigio.

    El señor Walker está casado y tiene dos hijos, que son seguramente las criaturas más felices del planeta. Porque el resto de los niños van a la biblioteca de su cole, lo que está bien, o a la de su barrio, lo que también esta bien, pero los hijos del señor Walker no tienen más que abrir las grandes puertas al final del pasillo y llegar aquí, a la biblioteca de papá:

    Esta preciosidad está en Nueva Inglaterra, tiene tres niveles y ocupa más de trescientos metros cuadrados. Walker es un apasionado de la historia, la ciencia y la tecnología, y desde muy jovencito acumula testimonios de la imaginación y el talento humanos:libros, mapas, ilustraciones, pinturas, esculturas, tallas, cristales, artefactos, inventos y otros inclasificables objetos.

    Total, que llegó un momento en el que le ocurrió lo que era predecible: su inmensa colección de libros y objetos fascinantes empezaba a metérsele en la cama. No había espacio para tanta maravilla en su pisito de soltero. ¿Y qué hizo el buen señor? Llamó a un arquitecto molón y le pidió que construyera una casa, en la casa una biblioteca y en la biblioteca tres niveles, como si de un laberinto de Borges se tratara. Lo decoró con bonitos cristales y hermosas maderas y metió dentro ese dorado enjambre de prodigios que había atesorado con tanto mimo.

    Y éste fue el resultado:

    ¿Ven cuántos libros? Pues eso no es nada. La biblioteca del señor Walker ya es mucho más que una biblioteca: es un gabinete de curiosidades, una cueva de Aladino, un créase o no de Ripley. Vamos a darnos una vuelta por los pasillos, venga.

    Ahí arriba se acumula lo siguiente:

    -el tratado de medicina Anatomia universa, que es de principios del siglo XIX y que es obra del ilustrador italiano Paolo Mascagni.

    -a su lado, junto al hombro, está un kit de instrumentos de cirugía de los médicos de la Guerra Civil. Su Guerra Civil, imaginamos.

    -un poco más arriba se puede ver (y nunca mejor dicho) un tratado de óptica y una caja con ojos de mentira, protésicos y un poco escalofriantes. ¿Y qué es lo que mantiene abierta la caja de los ojitos? Cosa, la mano que la Familia Addams tenía de mascota en la película homónima. La mano original, naturalmente, y firmada por todo el elenco de la peli.

    -¿Ven ese pequeño busto blanco? Es como el de las farmacias, con la salvedad de que éste se hizo para los estudiantes de frenología del siglo XIX y que está junto a un libro, editado circa 1500, con las primeras ilustraciones publicadas de cirugía en seres humanos.

    -Y como el hombre no fue siempre la medida de todas las cosas, fósiles habemus: un trilobite de hace 300 millones de años, que se dice pronto, el esqueleto de un raptor y unos cuantos huevos fosilizados de dinosaurio.

    ¿Se van haciendo una idea? Pues límpiense la baba de los labios, porque aún hay más:

    Además de la hermosa cristalera y el no menos hermoso suelo taraceado al estilo Escher, ahí tenemos lo que sigue:

    -junto a la ventana hay un libro muy, muy grande. El ángulo hace que parezca más pequeño, pero fíjense en la silla que tiene a la izquierda y se harán una idea correcta de sus proporciones. Es que no es un libro, es una escultura de Clyde Lynds, pesa un cuarto de tonelada y representa el espíritu de la biblioteca de Walker. En la página derecha está la mente, en la página izquierda el universo.

    -¿Y cómo se mira al universo? Con ese estupendo telescopio de la derecha, que tiene nombre de nave espacial: Questar 7.

    -un poco más abajo, sobre la mesa, hay un globo lunar, que es un modelo de la luna, como el globo terráqueo lo es de la Tierra o la esfera armilar lo es de la esfera celeste. Este ejemplar está firmado por doce astronautas que caminaron sobre la luna. Bravo, Walker.

    -sin salir del universo, en la misma mesa reposa un trozo del meteorito de hierro de veintiocho toneladas que cayó del cielo y pegó contra las montañas Sikhote-Alin (Rusia) allá por 1947, dejando una estela de humo de treinta y dos kilómetros de largo, que se quedó en el cielo durante unas horas y que fue el pasmo de la población local. Diez años después, los rusos conmemoraron el susto emitiendo este sello tan chulo:

    El trozo que tiene el señor Walker es pequeñito, pero pesa casi siete kilos.

    -un poco más abajo está el atlas celeste ilustrado a mano por Andrea Cellarius, que data de 1660 y que muestra los primeros mapas en los que la Tierra no era ya el centro del sistema solar. Wow.

    Y como el señor Walker vive muy consciente de que la ciencia es la magia de nuestro siglo, ahí está su homenaje a un tiempo en el que no era tan sencillo distinguir una de otra. Sin orden ni concierto:

    -un ordenador portátil para niños, que es lo que tiene ese insólito color pistacho.

    -una máquina de escribir de 1911 y una radio Kent de 1909.

    -la archifamosa máquina Enigma, con la que los nazis creyeron poder crear un código indescifrable. Ja.

    -una copia del primer tratado sobre criptografía, titulado Polygraphiae y escrito en 1518 por el monje benedictino Johannes Trithemius. Este señor escribió también otro libro, Steganographia, donde desarrollaba un sistema de cifrado de textos consistente en esconder cada letra en columnas sucesivas de texto, de manera que pudieran ocultarse en un libro piadoso de oraciones, por ejemplo. Este pionero del codificado acabó mal: sus libros fueron considerados poco menos que tratados de brujería y espiritismo, y la Inquisición (nadie espera a la Inquisición española) les puso las zarpas encima y los echó a la hoguera.

    -un kinetoscopio y un fonógrafo construidos y firmados por Edison, con tres cilindros de cera usados para grabar.

    -una copia exacta de la bombilla de Edison.

    -un procesador IBM de 1960 y, junto a él, un cono de arcilla, de procedencia sumeria, usado para registrar los excedentes de grano. Mamma mía.

    Y por si todo lo anterior fuera poco, aquí pueden venir a morir los bibliómanos del mundo entero:

    -justo aquí encima, sobre esta línea, pueden ustedes ver una muestra del trabajo de los señores Sangorski y Sutcliffe, encuadernadores desde 1901. Estas encuadernaciones son lo que parecen: joyas sobre la cubierta de un libro. Hay rubíes, hay esmeraldas y seguro que hay hasta cuerno de unicornio. Pueden echar un vistazo al trabajo de esos señores en la siguiente dirección:

    http://www.bookbinding.co.uk/Sangorski.htm

    -un poco más arriba podemos ver un libro del siglo XVI sobre las justas. ¿Ven el pequeño caballero con su lanza? Junto a él hay un libro de Dickens (el Eterno lo tenga a su derecha), decorado con un retrato del autor.

    -arriba del todo, un plato combinado de exquisiteces: la Biblia Coverdale, que es de 1535, además de ser la primera biblia traducida al inglés moderno; un volumen medieval con minuciosas ilustraciones de enanos; una colección de retratos realizada en el siglo XVII para un festival en Alemania; una guía indonesia del canibalismo, encuadernada en corteza; una figurilla de una diosa madre oriental, que parece comprada en el rastro pero nació cinco mil años antes que Cristo.

    Y en la esquina de la derecha, abierta y marcada con post-its, descansa una copia del Liber Chronicarum. También se lo conoce como Las crónicas de Nuremberg, porque lo hicieron allí, o como La historia del mundo de Schedel, honrando a su autor principal, Hartmann Schedel. Escrito en 1493 y publicado por el impresor Anton Koberger (padrino de Durero), es una crónica de las edades del hombre, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.

    Este tipo de libro pretendía contener todo el saber de la época, y no es que lo consiguiera, pero se acercaba bastante. Incluye, por ejemplo, el grabado más antiguo de la ciudad de Jerusalén:

    También tiene grabados de ciudades europeas, como Florencia, Praga o Cracovia:

    O Breslau:

    Otros grabados ilustran la historia más o menos contemporánea. Aquí, una bonita y edificante matanza de judíos:

    Y aquí, la muerte de Séneca:

    Y, naturalmente, no podían faltarle los monstruos, las criaturas prodigiosas que el saber antiguo ubicaba en Africa (Hic sunt leones), en Asia y en mundos que aún no figuraban en el mapa. Por ejemplo, esta señorita peluda:

    O este Polifemo:

    O este cuatroojos:

    O este bonito esciápodo, palabro que significa, literalmente, sombrapié.

    Según un tal Scylax de Carisande, estas criaturas vivían en la India. Según Plinio el Viejo, eran hombres con una sola pierna terminada en un pie gigantesco, que vivían en los desiertos. Cuando el sol apretaba, se tumbaban en el suelo, ponían la pierna en alto y se estaban ahí, tan ricamente, a la sombra de su pie. San Agustín también habla de ellos: Asimismo afirman que hay una nación en que no tienen más que una pierna y que no doblan la rodilla y son de admirable velocidad, a los cuales llaman sciopodas.

    Más portentos: la pesca (o la caza, según se mire) del pez león:

    El dibujito pequeño que ven ahí abajo es el Niño Oso, con su estupenda leyenda detrás. Dice el Liber Chronicarum que el papa Martín IV dejó embarazada a su prima y el resultado del embarazo fue el Niño Oso, que nació peludito como castigo por los pecados de sus padres. Pobrinho.

    Ahí lo tienen, todo peludito. Parece simpático, ¿verdad? Parece un esbozo de Quentin Blake para algún cuento de Roald Dahl.

    En fin, que el señor Walker elige con sabiduría lo que incorpora a su biblioteca, y además tiene pasta a espuertas para hacerlo. Porque hay más, mucho más, tesoros increíbles de los que no puedo hablarles con detenimiento porque tengo que salir para el curro a uña de caballo. Cosas como:

    -el primer satélite construido por los rusos, el Sputnik I original.

    -el cohete Saturno V y su manual de instrucciones.

    -la servilleta en la que Franklin Delano Roosevelt trazó, en 1943, su plan para ganar la Segunda Guerra Mundial.

    -un modelo de jet experimental, construido por la NASA, que no puede ser pilotado por seres humanos y que lo será por ordenadores.

    -un candelabro (o puede que una lámpara de araña, no he visto imágenes) de la película de James Bond Muere otro día, comprado en una subasta y en perfecto funcionamiento.

    -un libro de acuarelas que muestra el diseño de un palacio papal del siglo XVIII que nunca llegó a ser construido.

    -el libro Micrographia, de Robert Hooke, en el que figuran las primeras ilustraciones hechas con un microscopio.

    Y etcétera, etcétera, etcétera. Esto, Amigos, es una biblioteca comme il faut y lo demás son chorradas.

    Créditos y les dejo ahora, muertos de envidia y asombro, y me voy al curro, porque de alguna manera hay que pagar esa primera edición de Crimen y castigo

    CRÉDITOS

    • El aviso de la existencia de esta biblioteca se lo debo al amigo Circ, Alá le dé la paz, la alegría y un bidón de lubricante industrial. El señor Circ es un poderoso cazador de la red y es generoso con sus hallazgos. Ustedes pueden ir a escucar maravillas a una de sus páginas: http://circuitry.tumblr.com/
    • Las imágenes de la biblioteca del señor Walker pertenecen a alguien llamado Andrew Moore. Se usan aquí sin ánimo de lucro, sólo para que se pasmen los Lectores Constantes. Gracias, señor Moore.
    • El resto de las imágenes no tienen ya copyright, porque son del tiempo en que reinó Carolo y nos pertenecen a todos.
    • La información acerca de la biblioteca está espigada de unos cuantos lugares. La fuente principal es esta página: http://www.wired.com/

    Tengan cuidado ahí fuera, donde nacen prodigios como signo del fin de los tiempos.

    23 Comments

    1. Escrito el día 3 noviembre 2008 a las 11:13 am | Permalink

      Impresionante. Absolutamente maravilloso.
      Saludos,
      Diego

    2. Stiletto
      Escrito el día 3 noviembre 2008 a las 11:14 am | Permalink

      ¡Y yo que creía que el Paraíso no era un lugar físico! (Hondísimo suspiro)

    3. Escrito el día 3 noviembre 2008 a las 12:10 pm | Permalink

      Este tío es tan asquerosamente rico que, cuando el año que viene llegue la Gloriosa Revolución de Octubre, le meteré en la cárcel 1 año por cada millón de € que tenga, igual que en esa baja película llamada Yo serví al Rey de Inglaterra.

      Aparte de esta muestra de ira, debo decir que querría morir en un sitio así y que alguien publicase mi cadáver en su blog. Es como la Biblioteca de Alejandría, pero sin ser pasto de las llamas y la Destrucción Definitiva.

    4. Sibila
      Escrito el día 3 noviembre 2008 a las 12:12 pm | Permalink

      ¿A quien le tengo que vender mi alma para conseguir la mitad de eso? ¿Hay algún demonio amigo del biblioadicto?
      Esa sí que me parece una manera fantástica de gastar una fortuna, ¿quién quiere un coche de lujo pudiendo comprar libros y recuerdos cómo esos?

    5. Pavlo
      Escrito el día 3 noviembre 2008 a las 2:45 pm | Permalink

      Nunca entenderé ese fetichismo burgués por los libros; son objetos para leer no para amontonar (aunque que se haga con arte).

    6. Kroy
      Escrito el día 3 noviembre 2008 a las 7:54 pm | Permalink

      esa cabeza de frenología la tengo yo en mi estantería, comprada en un tienda de falsas antigüedades por … mmm… no mucho. Está hecha en serie, seguramente en China. De esto infiero indefectiblemente que el señor Walker es un farsante y un vendeburras, y que todo lo tiene es falso, posiblemente de plástico y polipiel, y hueco, y que la biblioteca está hecha con módulos de Ikea.

    7. Molly Bloom
      Escrito el día 4 noviembre 2008 a las 9:29 pm | Permalink

      Menudo trastero tiene el señor Wanker, digo…, Walker.
      Después de eso mis colecciones de pelusas de ombligo de Niños de San Idelfonso y miembros de cera de ofrenda virginal no quedan ni pizca interantes.
      Currada la entrada, Lector Constante, da gusto leerte.

    8. Escrito el día 7 noviembre 2008 a las 10:25 am | Permalink

      ¡Santas partículas!
      ¿Este señor tiene hijas solteras?

    9. Mac
      Escrito el día 7 noviembre 2008 a las 1:17 pm | Permalink

      Hay algo k me disgusta especialmente en esta biblioteca: lo brillante y esplendoroso k luce todo. ¿K tiene de malo el polvo? Parece un reportaje de Hola! en la mansión de cualkier ricachón con ganas de fardar. Templanza, sobriedad y morigeración, miss Ingram. Polvo somos y en polvo nos convertiremos. Penitenciagite y bocadillos de jamón para el viaje, ése era el lema de mi tío Néstor.

    10. Poluta
      Escrito el día 10 noviembre 2008 a las 6:07 pm | Permalink

      Hola, aquí estoy de nuevo. Mi pequeña biblioteca sí está hecha con las estanterías de Ikea, y tiene por decorado un cenicero-calavera y una marioneta de guante. El resto del espacio está totalmente comido por librotes. Y tienes razón, lector constante, no nos conocimos literalmente en la facultad, aunque sí en sus aledaños, más especificamente en aquella cafeta de la que guardo tan buenos recuerdos. Si te apetece, pásate por mi blog, que desde ahí me puedes enviar un email y hablamos. Un saludo desde Oviedo y que te vaya muy bien por los madriles.

    11. Frank
      Escrito el día 11 noviembre 2008 a las 12:07 pm | Permalink

      Hola amiguitos,

      busco, desepseradamente, una novela descatalogada de JAMES ELLROY llamada “SEIS DE LOS GRANDES”.

      ¿Hay algún alma bondadosa que me venda su ejemplar? Estooy dispuesto a pagar hasta 300 euros… Es coña, claro. Lo de los 300 euros, digo, no lo del libro.

      Contestadme y hacedme feliz.

    12. Escrito el día 12 noviembre 2008 a las 4:37 pm | Permalink

      Me he puesto verde de envidia. No hay otra reacción posible por mi parte.
      Eso es exhibicionismo del más provocador.

    13. Miren
      Escrito el día 14 noviembre 2008 a las 8:08 pm | Permalink

      Para superar la envidia sólo se me ocurren comentarios similares a los de Kroy. Sí, estoy de acuerdo: es todo falso, de Ikea y barnizado en color caoba. Y ese maravill…. perdón, falso ventanal altísimo de detrás de la escultura del libro, se ve a la legua que es un póster pegado a los vidrios.
      Pobre hombre…. (¿Murió? ¿Está soltero? ¿Busca secretaria, conservadora o mantenedora de libros?)

    14. Escrito el día 22 noviembre 2008 a las 9:27 pm | Permalink

      Impresionante post, querida, me he quedado a-no-na-da-da

      Me suelen conmover las grandes bibliotecas, me producen una mezcla de placer, envidia y desasosiego ante tantos libros que jamás podré leer… y esta es de verdad impresionante.

      Aunque coincido con Kroy y Miren, algo malo hay que decir para intentar consolarse de tanta envidia: yo apunto que tanto cristal al ácido, tanto dorado y tanto brillo le da un toque un poco horterilla e irreal, a lo jolibú.

      Snif!

      De todos modos… está bien que un tipo atiborrado de pasta se la gaste en una cosa así, ¿no?

      Saludos

    15. Eyre
      Escrito el día 23 noviembre 2008 a las 10:59 am | Permalink

      Nunca te comento, pero hoy tengo que hacerlo.
      En primer lugar, no sólo éste sino cada uno de tus posts son absolutamente geniales. Eres maravillosa. Tu sentido del humor tan plagado de “wittiness” me abruma, y me provoca mucha envidia también.
      En segundo lugar, este post en concreto me parece demencialmente fabuloso. Sospechaba que hay sitios así en el mundo, pero me encanta pensar que una persona ha ganado tanto dinero como para invertirlo en un sitio así, aposta, quiero decir, sin gastarse los dineros en viajes al Caribe. O a la Luna. No sé si me explico. Me da mucha envidia, mucha. Olé por el señor Walker.

      La mano de la familia Adams, COSA? ITSELF?
      No way…

      Gracias, de verdad, por cada una de tus entradas. Son un regalazo.

    16. Escrito el día 23 noviembre 2008 a las 1:05 pm | Permalink

      Respuestas de domingo traigo:

      Diego: sí, ¿verdad? Consuélese pensando en lo putas que las va a pasar el señor Walker cuando tenga que hacer la próxima mudanza…

      Stiletto: yo no pierdo la esperanza de que al señor Walker le dé un arrebato generoso y done su biblioteca al pueblo. No creo que pudiéramos tocar nada, pero podríamos verlo más de cerca.

      Ferio: no vi la película, pero el libro está muy bien. Bohumil Hrabal es un tío muy curioso, échele un ojo a “La pequeña ciudad donde el tiempo se detuvo”, a ver si le gusta más.

      Sibila: seguro que el señor Walker tiene ya una larga lista de personas dispuestas a donarle un par de órganos a cambio de una ínfima parte de su biblioteca. Vamos, yo le cedería el bazo sin dudarlo.

      Pavlo: yo no entiendo a qué se refiere usted con fetichismo burgués. Los libros son para leerlos, hasta ahí de acuerdo. ¿Y qué cree usted que hago yo con los que tengo? Para eso los tengo, para leerlos. Seguro que el señor Walker utiliza los suyos de parecida manera.

      Kroy: pues seguro, porque si yo tuviera falsos incunables en casita, pensaría en el señor Walker como la víctima perfecta para colárselos. Pero huelo la envidia verdosa en su comentario, amigo. No se apure, estamos todos igual.

      Molly Bloom: muchas gracias por venir y comentar, no se pierde usted una. De todas formas, la entrada ha sido de las de currar poquito. Las fotos ya estaban hechas y la investigación sobre los fetiches andaba toda repartida por la red. Vergüenza debería darme, coño.

      3ND3R: pues no sabría decirle, pero aunque las tenga, dudo que pueda usted ofrecerles algo mejor que lo que tienen en casita. Como no sea usted un cocinero portentoso o un acróbata sobrehumano…

      Mac: estoy de acuerdo. Así no parece una biblioteca que se use, ¿verdad? No hay tazas mediadas de café, no hay ceniceros en las esquinas, no hay unas zapatillas tiradas bajo la mesa… Pero igual es que el señor Walker tiene madre y ella le dijo eso de “haz el favor de limpiar un poco, no vayan a pensar los señores fotógrafos que somos unos guarros”. Quién sabe.

      Poluta: creo que he encontrado su blog (¿Deshoja a Poluta?) pero lamento decirle que no tengo ni idea de quién pueda ser usted. ¿No hay ninguna foto suya en el blog? Con esto del pseudónimo y el anonimato y demás, ya no sabe uno con quién habla.

      Frank: yo no lo encuentro por ninguna parte, está descatalogadísimo, pero igual en la Semana Negra, en segunda mano, hay algún ejemplar perdido. Estaré atenta por si aparece. Mientras tanto, lea algo de Cornell Woolrich (o William Irish, que era su pseudónimo), que le consolará en la espera.

      Fanou: sí, el señor Walker va provocando. Cualquier día se animará un robaperas a tirarle un ladrillo a esa cristalera y salir corriendo con todo lo que pueda cargar. Al tiempo.

      Miren: pues no sé qué le diga, porque yo tengo un par de estanterías de Ikea y no acaban de lucir así de bien, ¿eh? Sigh…

      Arati: me parece a mí que el señor Walker ha querido darle un toque de película y circo a su biblioteca. En alguna parte he leído que la construyeron pensando más en un teatro, con sus luces y sus juegos ópticos, que en una biblioteca venerable de facultad de letras. Pero vamos, me parece bien. Los gabinetes de curiosidades tienen licencia para tener un punto hortera y sobredorado y con marfil.

      Eyre: coño, qué vergüenza estoy pasando. Gracias por venir y comentar, me alegro de que le guste el blog. :)

    17. Ra está en la aldea
      Escrito el día 28 noviembre 2008 a las 1:45 pm | Permalink

      ¿¿La servilleta en la que Roosevelt trazó el plan para ganar la Segunda Guerra Mundial?? ¿Pero cómo es que no he tenido noticia de la existencia de semejante reliquia? ¿Y qué hay en ella? ¿Un mapita de Normandía y una anotación que pone “recordar terminar bomba atómica”?

      A ese lugar sólo le falta una estantería-puerta que de paso al laboratorio secreto donde el señor Walker guarda sus clones en formol.

    18. Escrito el día 1 diciembre 2008 a las 11:04 am | Permalink

      ¿tú eres tú?
      porque leyéndote diría sin la mínima duda que si, que eres tú.
      En cualquier caso si no lo fueras, de lujo tus escritos, seguiré leyendo.
      besos

    19. DANIELA..VZ
      Escrito el día 2 diciembre 2008 a las 10:24 pm | Permalink

      Fascinante.. !!!! de recorrer, leer hacerse parte de un sitio asi..te provoca….absolutamente.
      Daniela desde Valdivia, Chile.

    20. Escrito el día 4 diciembre 2008 a las 2:12 pm | Permalink

      Ayyyy Sarina!! como me asombra esta entrada, pero lo que más me gusta es ver todo lo que disfrutas de estas curiosidades bibliómanas… Está way!

      (Alex es Alex y te ha descubierto sin que yo le diga nada!!!)

      bechos

    21. Lector Constante
      Escrito el día 8 diciembre 2008 a las 10:17 am | Permalink

      Ra: seguramente era una lista de lugares, en plan 1. Calais, 2. Normandía y al lado una enumeración de pros y contras, seguido de un “comprar munición”. Pero no he visto imágenes de la famosa servilleta, así que sólo podemos fabular. Snif.

      Álex: soy yo, efectivamente. Véngase un día por casa, que hace siglos que no le veo y me caía usted muy bien. :)

      Daniela: gracias por venir desde tan lejos y comentar.

      Leibowitz: no hay cosa más bella que los bestiarios, de verdad. Cerca andan los mapas antiguos, los tratados de medicina y anatomía y los libros de grabados de los naturalistas. Es todo viejo para nosotros y era tan joven para ellos que hay que conmoverse mucho.

    22. Escrito el día 18 diciembre 2008 a las 9:19 am | Permalink

      No postees sobre cosas como éstas, que me provoca un agudo priapismo. Me estoy imaginando las portentosas medidas de seguridad que deben custodiar los tesoros de este afortunado diletante: guardias con armas láser que los gobiernos usarán en 2030, alarmas por rayos invisibles que cubren todo el perímetro, una bola de piedra gigante que cae cuando robas el ídolo…

    23. Escrito el día 21 abril 2015 a las 12:11 am | Permalink

       He conocido videojuego mas destacables a pesar de que igualmente tambien pesimos

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