Buenos dÃas, Amigos y Desconocidos Lectores Constantes.
La verdad es que yo querÃa contarles cosillas sobre el pasado dÃa de Difuntos. Sobre la tradición, sobre la muerte, sobre el luto, sobre ir a ver el Tenorio a Alcalá o a Guadalajara. Anduve leyendo cosas sobre la nera signora, la Parca, la Canina, la Catrina y demás manifestaciones del acabarse. Leà también acerca de la buena muerte medieval, acerca de ritos funerarios, de últimas palabras, de tumbas en forma de útero, de las bodas de los muertos, de la muerte en Occidente y en Oriente, de la muerte en la Biblia y del infierno y del paraÃso. Fui a ver un bonito altar de muertos mexicano, donde habÃa flores, calaveras y ofrendas de tequila, atole, cerveza y frutas. Busqué las ilustraciones de la Danza de la Muerte de Holbein y los esqueletos de José Guadalupe Posada, encontré por el camino los de Manuel Manilla, aparecieron también grabados de Goya, pinturas de Valdés Leal y de José Gutiérrez Solana.
Y entonces apareció un verso de Quevedo y me trastocó todos los planes. Este verso:
Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con los ojos a los muertos.
Olvidemos el dÃa de Difuntos. ¿No es ésta una bella manera de referirse a una biblioteca? Ya ven qué hermosa sinestesia emplea el señor Quevedo: escucho con los ojos a los muertos. La idea de que leer es hablar con muertos ilustres no es nueva, es más vieja que el hilo negro. Ustedes recordarán, seguramente, el libro (o la pelÃcula) El nombre de la rosa. AllÃ, el joven Adso preguntaba a Fray Guillermo de Baskerville: ¿Habéis estado enamorado alguna vez, maestro?. Y respondÃa Fray Guillermo: Oh, sÃ, muchas veces. De Sócrates, de Aristóteles…
La biblioteca es, entonces, el lugar donde duermen el sueño eterno los maestros, donde se acumula la sabidurÃa. El que viene a adquirirla y los que allà están para suministrarla, en amena conversación. Ya lo decÃa Alfonso X el Sabio:
Quemad viejos leños,
leed viejos libros,
bebed viejos vinos,
tened viejos amigos.
¿Y a dónde vamos con todas estas citas? ¿No Ãbamos a hablar de los difuntos? No, ya no. Tendrá que ser en otro momento, porque ahora vamos a saludar con el sombrero a este señor:
Este sonriente caballero se llama Jay Walker y preside una empresa llamada Walker Digital, dedicada a investigación y desarrollo (de sabe Dios qué), que cuenta con doscientas patentes en su haber. También tiene algo llamado Priceline.com, que no sé lo que es, pero que parece una cornucopia de pasta y de prestigio.
El señor Walker está casado y tiene dos hijos, que son seguramente las criaturas más felices del planeta. Porque el resto de los niños van a la biblioteca de su cole, lo que está bien, o a la de su barrio, lo que también esta bien, pero los hijos del señor Walker no tienen más que abrir las grandes puertas al final del pasillo y llegar aquÃ, a la biblioteca de papá:
Esta preciosidad está en Nueva Inglaterra, tiene tres niveles y ocupa más de trescientos metros cuadrados. Walker es un apasionado de la historia, la ciencia y la tecnologÃa, y desde muy jovencito acumula testimonios de la imaginación y el talento humanos:libros, mapas, ilustraciones, pinturas, esculturas, tallas, cristales, artefactos, inventos y otros inclasificables objetos.
Total, que llegó un momento en el que le ocurrió lo que era predecible: su inmensa colección de libros y objetos fascinantes empezaba a metérsele en la cama. No habÃa espacio para tanta maravilla en su pisito de soltero. ¿Y qué hizo el buen señor? Llamó a un arquitecto molón y le pidió que construyera una casa, en la casa una biblioteca y en la biblioteca tres niveles, como si de un laberinto de Borges se tratara. Lo decoró con bonitos cristales y hermosas maderas y metió dentro ese dorado enjambre de prodigios que habÃa atesorado con tanto mimo.
Y éste fue el resultado:
¿Ven cuántos libros? Pues eso no es nada. La biblioteca del señor Walker ya es mucho más que una biblioteca: es un gabinete de curiosidades, una cueva de Aladino, un créase o no de Ripley. Vamos a darnos una vuelta por los pasillos, venga.
Ahà arriba se acumula lo siguiente:
-el tratado de medicina Anatomia universa, que es de principios del siglo XIX y que es obra del ilustrador italiano Paolo Mascagni.
-a su lado, junto al hombro, está un kit de instrumentos de cirugÃa de los médicos de la Guerra Civil. Su Guerra Civil, imaginamos.
-un poco más arriba se puede ver (y nunca mejor dicho) un tratado de óptica y una caja con ojos de mentira, protésicos y un poco escalofriantes. ¿Y qué es lo que mantiene abierta la caja de los ojitos? Cosa, la mano que la Familia Addams tenÃa de mascota en la pelÃcula homónima. La mano original, naturalmente, y firmada por todo el elenco de la peli.
-¿Ven ese pequeño busto blanco? Es como el de las farmacias, con la salvedad de que éste se hizo para los estudiantes de frenologÃa del siglo XIX y que está junto a un libro, editado circa 1500, con las primeras ilustraciones publicadas de cirugÃa en seres humanos.
-Y como el hombre no fue siempre la medida de todas las cosas, fósiles habemus: un trilobite de hace 300 millones de años, que se dice pronto, el esqueleto de un raptor y unos cuantos huevos fosilizados de dinosaurio.
¿Se van haciendo una idea? Pues lÃmpiense la baba de los labios, porque aún hay más:
Además de la hermosa cristalera y el no menos hermoso suelo taraceado al estilo Escher, ahà tenemos lo que sigue:
-junto a la ventana hay un libro muy, muy grande. El ángulo hace que parezca más pequeño, pero fÃjense en la silla que tiene a la izquierda y se harán una idea correcta de sus proporciones. Es que no es un libro, es una escultura de Clyde Lynds, pesa un cuarto de tonelada y representa el espÃritu de la biblioteca de Walker. En la página derecha está la mente, en la página izquierda el universo.
-¿Y cómo se mira al universo? Con ese estupendo telescopio de la derecha, que tiene nombre de nave espacial: Questar 7.
-un poco más abajo, sobre la mesa, hay un globo lunar, que es un modelo de la luna, como el globo terráqueo lo es de la Tierra o la esfera armilar lo es de la esfera celeste. Este ejemplar está firmado por doce astronautas que caminaron sobre la luna. Bravo, Walker.
-sin salir del universo, en la misma mesa reposa un trozo del meteorito de hierro de veintiocho toneladas que cayó del cielo y pegó contra las montañas Sikhote-Alin (Rusia) allá por 1947, dejando una estela de humo de treinta y dos kilómetros de largo, que se quedó en el cielo durante unas horas y que fue el pasmo de la población local. Diez años después, los rusos conmemoraron el susto emitiendo este sello tan chulo:
El trozo que tiene el señor Walker es pequeñito, pero pesa casi siete kilos.
-un poco más abajo está el atlas celeste ilustrado a mano por Andrea Cellarius, que data de 1660 y que muestra los primeros mapas en los que la Tierra no era ya el centro del sistema solar. Wow.
Y como el señor Walker vive muy consciente de que la ciencia es la magia de nuestro siglo, ahà está su homenaje a un tiempo en el que no era tan sencillo distinguir una de otra. Sin orden ni concierto:
-un ordenador portátil para niños, que es lo que tiene ese insólito color pistacho.
-una máquina de escribir de 1911 y una radio Kent de 1909.
-la archifamosa máquina Enigma, con la que los nazis creyeron poder crear un código indescifrable. Ja.
-una copia del primer tratado sobre criptografÃa, titulado Polygraphiae y escrito en 1518 por el monje benedictino Johannes Trithemius. Este señor escribió también otro libro, Steganographia, donde desarrollaba un sistema de cifrado de textos consistente en esconder cada letra en columnas sucesivas de texto, de manera que pudieran ocultarse en un libro piadoso de oraciones, por ejemplo. Este pionero del codificado acabó mal: sus libros fueron considerados poco menos que tratados de brujerÃa y espiritismo, y la Inquisición (nadie espera a la Inquisición española) les puso las zarpas encima y los echó a la hoguera.
-un kinetoscopio y un fonógrafo construidos y firmados por Edison, con tres cilindros de cera usados para grabar.
-una copia exacta de la bombilla de Edison.
-un procesador IBM de 1960 y, junto a él, un cono de arcilla, de procedencia sumeria, usado para registrar los excedentes de grano. Mamma mÃa.
Y por si todo lo anterior fuera poco, aquà pueden venir a morir los bibliómanos del mundo entero:
-justo aquà encima, sobre esta lÃnea, pueden ustedes ver una muestra del trabajo de los señores Sangorski y Sutcliffe, encuadernadores desde 1901. Estas encuadernaciones son lo que parecen: joyas sobre la cubierta de un libro. Hay rubÃes, hay esmeraldas y seguro que hay hasta cuerno de unicornio. Pueden echar un vistazo al trabajo de esos señores en la siguiente dirección:
http://www.bookbinding.co.uk/Sangorski.htm
-un poco más arriba podemos ver un libro del siglo XVI sobre las justas. ¿Ven el pequeño caballero con su lanza? Junto a él hay un libro de Dickens (el Eterno lo tenga a su derecha), decorado con un retrato del autor.
-arriba del todo, un plato combinado de exquisiteces: la Biblia Coverdale, que es de 1535, además de ser la primera biblia traducida al inglés moderno; un volumen medieval con minuciosas ilustraciones de enanos; una colección de retratos realizada en el siglo XVII para un festival en Alemania; una guÃa indonesia del canibalismo, encuadernada en corteza; una figurilla de una diosa madre oriental, que parece comprada en el rastro pero nació cinco mil años antes que Cristo.
Y en la esquina de la derecha, abierta y marcada con post-its, descansa una copia del Liber Chronicarum. También se lo conoce como Las crónicas de Nuremberg, porque lo hicieron allÃ, o como La historia del mundo de Schedel, honrando a su autor principal, Hartmann Schedel. Escrito en 1493 y publicado por el impresor Anton Koberger (padrino de Durero), es una crónica de las edades del hombre, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Este tipo de libro pretendÃa contener todo el saber de la época, y no es que lo consiguiera, pero se acercaba bastante. Incluye, por ejemplo, el grabado más antiguo de la ciudad de Jerusalén:
También tiene grabados de ciudades europeas, como Florencia, Praga o Cracovia:
O Breslau:
Otros grabados ilustran la historia más o menos contemporánea. AquÃ, una bonita y edificante matanza de judÃos:
Y aquÃ, la muerte de Séneca:
Y, naturalmente, no podÃan faltarle los monstruos, las criaturas prodigiosas que el saber antiguo ubicaba en Africa (Hic sunt leones), en Asia y en mundos que aún no figuraban en el mapa. Por ejemplo, esta señorita peluda:
O este Polifemo:
O este cuatroojos:
O este bonito esciápodo, palabro que significa, literalmente, sombrapié.
Según un tal Scylax de Carisande, estas criaturas vivÃan en la India. Según Plinio el Viejo, eran hombres con una sola pierna terminada en un pie gigantesco, que vivÃan en los desiertos. Cuando el sol apretaba, se tumbaban en el suelo, ponÃan la pierna en alto y se estaban ahÃ, tan ricamente, a la sombra de su pie. San AgustÃn también habla de ellos: Asimismo afirman que hay una nación en que no tienen más que una pierna y que no doblan la rodilla y son de admirable velocidad, a los cuales llaman sciopodas.
Más portentos: la pesca (o la caza, según se mire) del pez león:
El dibujito pequeño que ven ahà abajo es el Niño Oso, con su estupenda leyenda detrás. Dice el Liber Chronicarum que el papa MartÃn IV dejó embarazada a su prima y el resultado del embarazo fue el Niño Oso, que nació peludito como castigo por los pecados de sus padres. Pobrinho.
Ahà lo tienen, todo peludito. Parece simpático, ¿verdad? Parece un esbozo de Quentin Blake para algún cuento de Roald Dahl.
En fin, que el señor Walker elige con sabidurÃa lo que incorpora a su biblioteca, y además tiene pasta a espuertas para hacerlo. Porque hay más, mucho más, tesoros increÃbles de los que no puedo hablarles con detenimiento porque tengo que salir para el curro a uña de caballo. Cosas como:
-el primer satélite construido por los rusos, el Sputnik I original.
-el cohete Saturno V y su manual de instrucciones.
-la servilleta en la que Franklin Delano Roosevelt trazó, en 1943, su plan para ganar la Segunda Guerra Mundial.
-un modelo de jet experimental, construido por la NASA, que no puede ser pilotado por seres humanos y que lo será por ordenadores.
-un candelabro (o puede que una lámpara de araña, no he visto imágenes) de la pelÃcula de James Bond Muere otro dÃa, comprado en una subasta y en perfecto funcionamiento.
-un libro de acuarelas que muestra el diseño de un palacio papal del siglo XVIII que nunca llegó a ser construido.
-el libro Micrographia, de Robert Hooke, en el que figuran las primeras ilustraciones hechas con un microscopio.
Y etcétera, etcétera, etcétera. Esto, Amigos, es una biblioteca comme il faut y lo demás son chorradas.
Créditos y les dejo ahora, muertos de envidia y asombro, y me voy al curro, porque de alguna manera hay que pagar esa primera edición de Crimen y castigo…
CRÉDITOS
- El aviso de la existencia de esta biblioteca se lo debo al amigo Circ, Alá le dé la paz, la alegrÃa y un bidón de lubricante industrial. El señor Circ es un poderoso cazador de la red y es generoso con sus hallazgos. Ustedes pueden ir a escucar maravillas a una de sus páginas: http://circuitry.tumblr.com/
- Las imágenes de la biblioteca del señor Walker pertenecen a alguien llamado Andrew Moore. Se usan aquà sin ánimo de lucro, sólo para que se pasmen los Lectores Constantes. Gracias, señor Moore.
- El resto de las imágenes no tienen ya copyright, porque son del tiempo en que reinó Carolo y nos pertenecen a todos.
- La información acerca de la biblioteca está espigada de unos cuantos lugares. La fuente principal es esta página: http://www.wired.com/
Tengan cuidado ahà fuera, donde nacen prodigios como signo del fin de los tiempos.
23 Comments
Impresionante. Absolutamente maravilloso.
Saludos,
Diego
¡Y yo que creÃa que el ParaÃso no era un lugar fÃsico! (HondÃsimo suspiro)
Este tÃo es tan asquerosamente rico que, cuando el año que viene llegue la Gloriosa Revolución de Octubre, le meteré en la cárcel 1 año por cada millón de € que tenga, igual que en esa baja pelÃcula llamada Yo servà al Rey de Inglaterra.
Aparte de esta muestra de ira, debo decir que querrÃa morir en un sitio asà y que alguien publicase mi cadáver en su blog. Es como la Biblioteca de AlejandrÃa, pero sin ser pasto de las llamas y la Destrucción Definitiva.
¿A quien le tengo que vender mi alma para conseguir la mitad de eso? ¿Hay algún demonio amigo del biblioadicto?
Esa sà que me parece una manera fantástica de gastar una fortuna, ¿quién quiere un coche de lujo pudiendo comprar libros y recuerdos cómo esos?
Nunca entenderé ese fetichismo burgués por los libros; son objetos para leer no para amontonar (aunque que se haga con arte).
esa cabeza de frenologÃa la tengo yo en mi estanterÃa, comprada en un tienda de falsas antigüedades por … mmm… no mucho. Está hecha en serie, seguramente en China. De esto infiero indefectiblemente que el señor Walker es un farsante y un vendeburras, y que todo lo tiene es falso, posiblemente de plástico y polipiel, y hueco, y que la biblioteca está hecha con módulos de Ikea.
Menudo trastero tiene el señor Wanker, digo…, Walker.
Después de eso mis colecciones de pelusas de ombligo de Niños de San Idelfonso y miembros de cera de ofrenda virginal no quedan ni pizca interantes.
Currada la entrada, Lector Constante, da gusto leerte.
¡Santas partÃculas!
¿Este señor tiene hijas solteras?
Hay algo k me disgusta especialmente en esta biblioteca: lo brillante y esplendoroso k luce todo. ¿K tiene de malo el polvo? Parece un reportaje de Hola! en la mansión de cualkier ricachón con ganas de fardar. Templanza, sobriedad y morigeración, miss Ingram. Polvo somos y en polvo nos convertiremos. Penitenciagite y bocadillos de jamón para el viaje, ése era el lema de mi tÃo Néstor.
Hola, aquà estoy de nuevo. Mi pequeña biblioteca sà está hecha con las estanterÃas de Ikea, y tiene por decorado un cenicero-calavera y una marioneta de guante. El resto del espacio está totalmente comido por librotes. Y tienes razón, lector constante, no nos conocimos literalmente en la facultad, aunque sà en sus aledaños, más especificamente en aquella cafeta de la que guardo tan buenos recuerdos. Si te apetece, pásate por mi blog, que desde ahà me puedes enviar un email y hablamos. Un saludo desde Oviedo y que te vaya muy bien por los madriles.
Hola amiguitos,
busco, desepseradamente, una novela descatalogada de JAMES ELLROY llamada “SEIS DE LOS GRANDES”.
¿Hay algún alma bondadosa que me venda su ejemplar? Estooy dispuesto a pagar hasta 300 euros… Es coña, claro. Lo de los 300 euros, digo, no lo del libro.
Contestadme y hacedme feliz.
Me he puesto verde de envidia. No hay otra reacción posible por mi parte.
Eso es exhibicionismo del más provocador.
Para superar la envidia sólo se me ocurren comentarios similares a los de Kroy. SÃ, estoy de acuerdo: es todo falso, de Ikea y barnizado en color caoba. Y ese maravill…. perdón, falso ventanal altÃsimo de detrás de la escultura del libro, se ve a la legua que es un póster pegado a los vidrios.
Pobre hombre…. (¿Murió? ¿Está soltero? ¿Busca secretaria, conservadora o mantenedora de libros?)
Impresionante post, querida, me he quedado a-no-na-da-da
Me suelen conmover las grandes bibliotecas, me producen una mezcla de placer, envidia y desasosiego ante tantos libros que jamás podré leer… y esta es de verdad impresionante.
Aunque coincido con Kroy y Miren, algo malo hay que decir para intentar consolarse de tanta envidia: yo apunto que tanto cristal al ácido, tanto dorado y tanto brillo le da un toque un poco horterilla e irreal, a lo jolibú.
Snif!
De todos modos… está bien que un tipo atiborrado de pasta se la gaste en una cosa asÃ, ¿no?
Saludos
Nunca te comento, pero hoy tengo que hacerlo.
En primer lugar, no sólo éste sino cada uno de tus posts son absolutamente geniales. Eres maravillosa. Tu sentido del humor tan plagado de “wittiness” me abruma, y me provoca mucha envidia también.
En segundo lugar, este post en concreto me parece demencialmente fabuloso. Sospechaba que hay sitios asà en el mundo, pero me encanta pensar que una persona ha ganado tanto dinero como para invertirlo en un sitio asÃ, aposta, quiero decir, sin gastarse los dineros en viajes al Caribe. O a la Luna. No sé si me explico. Me da mucha envidia, mucha. Olé por el señor Walker.
La mano de la familia Adams, COSA? ITSELF?
No way…
Gracias, de verdad, por cada una de tus entradas. Son un regalazo.
Respuestas de domingo traigo:
Diego: sÃ, ¿verdad? Consuélese pensando en lo putas que las va a pasar el señor Walker cuando tenga que hacer la próxima mudanza…
Stiletto: yo no pierdo la esperanza de que al señor Walker le dé un arrebato generoso y done su biblioteca al pueblo. No creo que pudiéramos tocar nada, pero podrÃamos verlo más de cerca.
Ferio: no vi la pelÃcula, pero el libro está muy bien. Bohumil Hrabal es un tÃo muy curioso, échele un ojo a “La pequeña ciudad donde el tiempo se detuvo”, a ver si le gusta más.
Sibila: seguro que el señor Walker tiene ya una larga lista de personas dispuestas a donarle un par de órganos a cambio de una Ãnfima parte de su biblioteca. Vamos, yo le cederÃa el bazo sin dudarlo.
Pavlo: yo no entiendo a qué se refiere usted con fetichismo burgués. Los libros son para leerlos, hasta ahà de acuerdo. ¿Y qué cree usted que hago yo con los que tengo? Para eso los tengo, para leerlos. Seguro que el señor Walker utiliza los suyos de parecida manera.
Kroy: pues seguro, porque si yo tuviera falsos incunables en casita, pensarÃa en el señor Walker como la vÃctima perfecta para colárselos. Pero huelo la envidia verdosa en su comentario, amigo. No se apure, estamos todos igual.
Molly Bloom: muchas gracias por venir y comentar, no se pierde usted una. De todas formas, la entrada ha sido de las de currar poquito. Las fotos ya estaban hechas y la investigación sobre los fetiches andaba toda repartida por la red. Vergüenza deberÃa darme, coño.
3ND3R: pues no sabrÃa decirle, pero aunque las tenga, dudo que pueda usted ofrecerles algo mejor que lo que tienen en casita. Como no sea usted un cocinero portentoso o un acróbata sobrehumano…
Mac: estoy de acuerdo. Asà no parece una biblioteca que se use, ¿verdad? No hay tazas mediadas de café, no hay ceniceros en las esquinas, no hay unas zapatillas tiradas bajo la mesa… Pero igual es que el señor Walker tiene madre y ella le dijo eso de “haz el favor de limpiar un poco, no vayan a pensar los señores fotógrafos que somos unos guarros”. Quién sabe.
Poluta: creo que he encontrado su blog (¿Deshoja a Poluta?) pero lamento decirle que no tengo ni idea de quién pueda ser usted. ¿No hay ninguna foto suya en el blog? Con esto del pseudónimo y el anonimato y demás, ya no sabe uno con quién habla.
Frank: yo no lo encuentro por ninguna parte, está descatalogadÃsimo, pero igual en la Semana Negra, en segunda mano, hay algún ejemplar perdido. Estaré atenta por si aparece. Mientras tanto, lea algo de Cornell Woolrich (o William Irish, que era su pseudónimo), que le consolará en la espera.
Fanou: sÃ, el señor Walker va provocando. Cualquier dÃa se animará un robaperas a tirarle un ladrillo a esa cristalera y salir corriendo con todo lo que pueda cargar. Al tiempo.
Miren: pues no sé qué le diga, porque yo tengo un par de estanterÃas de Ikea y no acaban de lucir asà de bien, ¿eh? Sigh…
Arati: me parece a mà que el señor Walker ha querido darle un toque de pelÃcula y circo a su biblioteca. En alguna parte he leÃdo que la construyeron pensando más en un teatro, con sus luces y sus juegos ópticos, que en una biblioteca venerable de facultad de letras. Pero vamos, me parece bien. Los gabinetes de curiosidades tienen licencia para tener un punto hortera y sobredorado y con marfil.
Eyre: coño, qué vergüenza estoy pasando. Gracias por venir y comentar, me alegro de que le guste el blog.
¿¿La servilleta en la que Roosevelt trazó el plan para ganar la Segunda Guerra Mundial?? ¿Pero cómo es que no he tenido noticia de la existencia de semejante reliquia? ¿Y qué hay en ella? ¿Un mapita de NormandÃa y una anotación que pone “recordar terminar bomba atómica”?
A ese lugar sólo le falta una estanterÃa-puerta que de paso al laboratorio secreto donde el señor Walker guarda sus clones en formol.
¿tú eres tú?
porque leyéndote dirÃa sin la mÃnima duda que si, que eres tú.
En cualquier caso si no lo fueras, de lujo tus escritos, seguiré leyendo.
besos
Fascinante.. !!!! de recorrer, leer hacerse parte de un sitio asi..te provoca….absolutamente.
Daniela desde Valdivia, Chile.
Ayyyy Sarina!! como me asombra esta entrada, pero lo que más me gusta es ver todo lo que disfrutas de estas curiosidades bibliómanas… Está way!
(Alex es Alex y te ha descubierto sin que yo le diga nada!!!)
bechos
Ra: seguramente era una lista de lugares, en plan 1. Calais, 2. NormandÃa y al lado una enumeración de pros y contras, seguido de un “comprar munición”. Pero no he visto imágenes de la famosa servilleta, asà que sólo podemos fabular. Snif.
Ãlex: soy yo, efectivamente. Véngase un dÃa por casa, que hace siglos que no le veo y me caÃa usted muy bien.
Daniela: gracias por venir desde tan lejos y comentar.
Leibowitz: no hay cosa más bella que los bestiarios, de verdad. Cerca andan los mapas antiguos, los tratados de medicina y anatomÃa y los libros de grabados de los naturalistas. Es todo viejo para nosotros y era tan joven para ellos que hay que conmoverse mucho.
No postees sobre cosas como éstas, que me provoca un agudo priapismo. Me estoy imaginando las portentosas medidas de seguridad que deben custodiar los tesoros de este afortunado diletante: guardias con armas láser que los gobiernos usarán en 2030, alarmas por rayos invisibles que cubren todo el perÃmetro, una bola de piedra gigante que cae cuando robas el Ãdolo…
 He conocido videojuego mas destacables a pesar de que igualmente tambien pesimos